Inútil resulta acudir al episodio de Poncio, el tristemente célebre Procurador de Judea, aunque para ser fieles a las escrituras, éste intentó a lo último sacar el c…, pero Anás y Caifás le hicieron una encerrona con los terribles resultados que todos conocen.

De allí en adelante, todo ha sido como lo inmortalizó el “inquieto anacobero”, con fondo musical de la Sonora: “Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo, si algo pasó, yo no estaba ahí”.

Y como la historia se olvida y por tanto se repite, invito a mis lectores a ver la película “Corazón Valiente” en donde los nobles escoceses dejan colgado de la brocha a William Wallace o reabrir los tomos de Henao y Arrubla para ver lo que hizo el arzobispo virrey con los comuneros y el primer Galán, o lo que hizo el padre de la patria con Miranda en puerto Carreño, Pío XII con los judíos, la CIA con Noriega, Bin Laden y Hussein y madame Nhu en Vietnam y los ospinistas con los laureanistas, y Laureano con Marco Fidel, Urdaneta y Pabón con Laureano, los pastranistas con los rojaspinillistas, Turbay con Lleras, y Uribe con los liberales y los de la U con Uribe y los verdes con Mockus y así sucesivamente.

Para seguir con las aves de nuestro propio corral: Santofimio con Caicedo y los de la “Patria socialista con Santofimio, Luis Humberto con Angulo; Luis H con los godos, con el Polo, con la U y un amplio sector de la crema y nata local con alias “El Socio”.

Para rematar con los pronunciamientos de Alfredito sobre Barreto, Laserna,  Uribe, José Obdulio y Caicedo.

Todo en aras de la política que no es más de vanidad de vanidades y solo vanidad.

“No sabe nada pero cree saberlo todo, eso indica claramente que puede seguir una carrera política”. Bernard Shaw