Cuentan en la 12: Los falsos siquiatras

Tras mis frustradas experiencias con profesionales de oficios varios como plomeros, carpinteros, electricistas, zapateros, ebanistas, curas, abogados y urbanizadores, sólo me quedaba la fe inmaculada en los siquiatras, pero todo se derrumbó. Por todo lo que he leído en los periódicos y he oído en la radio hasta en eso me equivoqué.

Mandé a mi consorte de 45 años, no de edad, sino de matrimonio, a que la valoraran en Medicina Legal porque estaba dando muestras de no estar en sus cabales, pues le había por ver a Jota Mario en la madrugada, grabar las intervenciones de José Obdulio en tevecable y oír las intervenciones del “Héroe de Invercolsa Londoño” en Super.

 Aproveché que tenía ella que subir a Bogotá a hacer una reclamo en el ISS, junto con “Careguayaba”, y después la llevé a las instalaciones de Medicina Legal, con tan mala suerte que la atendió el doctor Camilo Herrera Triana, de tan reciente fama, pues entró a la nómina oficial como siquiatra en el Inpec y en época de Luis Camilo Osorio fue llevado a Medicina Legal para, después de diez años, enterarnos de que el señor ni es siquiatra, ni tan siquiera médico y tal parece que sus títulos fueron obtenidos a través de la Hemphill School, las lecciones por correo de tensión dinámica de Charles Atlas o cursos de Gerontología a distancia de una universidad de Rionegro, Antioquia, como las que esgrimía un folclórico personaje local.


Por sus manos pasaron toda suerte de procesos y con sus dictámenes se absolvió a unos y condenó a otros. Por tanto, mi viaje y el de mi consorte a Bogotá se perdió, pues nadie va a pararle bolas a un dictamen de tan débil sostén.


Pregunté en la Capital por la ubicación de otro connotado siquiatra en uso de buen retiro de la nómina oficial, y me contaron que había emprendido las de Villadiego como la exdirectora del DAS y por asuntos parecidos, pues tan brillante profesional había desmovilizado a “Olivo Saldaña”, que a la sazón se encontraba preso, había recibido un avión que el Ejército se había incautado tres años atrás y habían empleado gran cantidad de recursos del erario para llevar a pasear a Alvarado a los habitantes de la calle del Bronx, el Cartucho y algunos de la calle 20 entre tercera y quinta de Ibagué.


Tan renombrado siquiatra y escritor no se percató de la singular personalidad de “Olivo”, ni del montaje del comandante “Biófilo”, ni de los problemas de droga del guerrillero “Juancho” y por lo que se ha podido saber después, se incautó de los productos que este último tenía en su morral y los está consumiendo en el exilio, prueba de los cual el decálogo que mandó a través del “tanque de pensamiento” Primero Colombia.
Así que esta es otra de las profesiones que me ha llevado a una gran decepción.




Credito
CHOLAGOGUE

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