CUENTAN EN LA 12

Cholagoge

Impresionado tras haberme leído la “Franja amarilla”,“Ursúa”,“Elegía de varones ilustres de Indias” comentada,“El País de la canela”, los sonetos de Shakespeare en castellano, “Los nuevos centros de la esfera” y los borradores de la “Serpiente sin ojos”, me dirigí al Conservatorio, muy puntual, para que no me fueran a excluir del homenaje que le hacían doña Doris y sus muchachos al bardo de Padua.

Me di mis trazas para hacerme en primera fila; estratégicamente me ubiqué al lado de Fernando Espinosa, el ganador del Bolívar de oro, y los padres del homenajeado.

Me salvé, por un pelo, pues la Secretaria Municipal de Cultura llegó tarde, como es usual, y rompiendo con todo el protocolo y la diplomacia exigió que le hicieran campo en contrabarrera. A los acomodadores no se les ocurrió nada distinto que quitarles el puesto a los padres de Ospina. Yo me hice el loco y me aferré al tieso asiento.

Desde esta butaca preferencial pude presenciar la réplica de los entremeses que hacían el maestro “Violonchelo” y el filósofo de Cocorná; en este caso con un sainete de las obras del maestro de Padua, un poco largo, para mi gusto.

Pero antes bailé sentado al ritmo del centenario Lucho Bermúdez con una solista que flaco favor le inspiró al hombre de Carmen de Bolívar. El rector de la Universidad, como siempre, habló corto y sustancioso; siguió el material de construcción aportado por el sabio Aldana que fue una abigarrada casa de citas y después de lo de los niños habló el homenajeado, que como siempre es una cascada sonora de palabras, que nos hace avergonzar a los que carecemos de esas destrezas y esa sapiencia.

Con el lanzamiento de los ladrillos hubo desbanda general y sólo quedamos los fieles lectores. Los estoicos que nos mantuvimos hasta lo último atacamos las viandas y como en época del poeta Castillo nos tocó repartir codo para obtener la ración. La próxima vez llevo comiso y cantimplora.

Como ya es ritual, los del combo nos fuimos a oír tangos y a practicar el lunfardo con el hombre de Padua.

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