El desempleo: una herencia incómoda

La discusión sobre el empleo se orienta hoy en día, más que a la medición del nuevo empleo generado, al tipo de empleo que se genera.

Lo que la OTI ha denominado  empleo en condiciones dignas y estables gana importancia. Un empleo que, entre otros, garantice un ingreso adecuado, contrato que le permita al trabajador realizar algún tipo de planificación a lo largo de su vida,  disponibilidad de acceso a la seguridad social, salud y pensiones, condiciones ambientales adecuadas, se constituyen en variables que sirven para definir lo que debe ser un trabajo digno y estable. Esto constituye un buen indicador de evaluación de la política pública sobre el empleo; sin olvidar que la generación del mismo depende de variables sobre las cuales  existe una limitada gobernabilidad a nivel local.

La discusión sobre el empleo en Ibagué no puede plantearse en términos de si somos la segunda o tercera ciudad en tasas de desempleo de las 24 que incluye la muestra del Dane porque esa no es más que una discusión mediática dado que los niveles de desempleo pueden variar como respuesta a múltiples razones. La tasa de desempleo en nuestra ciudad puede disminuir, no necesariamente porque las condiciones de la economía están mejorando, sino porque, simple y llanamente, la gente se cansa de buscar empleo y abandona la oferta laboral, entonces ya no lo contamos como desempleado.


Si bien es cierto que en el período julio- septiembre de 2008 a julio- septiembre de 2011 la tasa de desempleo disminuyó en 3.2 puntos en Ibagué, la tasa de desempleo promedio en ese lapso de tiempo fue de 18.5 por ciento. Es una cifra que es mejor olvidarla. Un desempleo que en promedio ronda el 20 por ciento y que implica, en una población de aproximadamente 500 mil habitantes, mantener alrededor de 50 mil personas en el desempleo abierto, no es un indicador de éxito de la política pública. Es una cifra escandalosa. La existencia de un solo desempleado debería ser un gran motivo de preocupación para  los hacedores de política pública. En una sociedad como la nuestra sin seguro de desempleo, sin ingreso ciudadano, lejos de cualquier asomo de estado de bienestar y, en el tercer país más desigual del mundo, estar desempleado es una desgracia.


La discusión es ¿qué tipo de empleo se genera en Ibagué? Se acepta que en el período de la administración saliente se generaron 28 mil nuevas ocupaciones frente a un crecimiento de 25 mil personas nuevas buscando empleo. Solamente se generan tres mil nuevos empleos para dar respuesta al ejército de desempleados. Es un magro resultado cuando se precisa que estos empleos generados, en su gran mayoría son precarios o empleo basura como llaman los españoles. De las 28 mil plazas de trabajo creadas 14 mil pertenecen a la categoría de subempleados subjetivos, es decir, son ocupados que por su insuficiente ingreso, jornada o por considerar que están realizando un trabajo para el cual no fueron formados están inconformes con su ocupación u ocupados falsamente, por decirlo de alguna manera.


Es una evaluación gruesa de la situación del mercado laboral durante el periodo de la saliente administración. Un resumen diría: altas tasas de desempleo, subempleo, e informalidad, insuficiente crecimiento de la ocupación y precarización de las plazas de empleo generadas, que se manifiesta en bajos niveles de salarios, flexibilización de la contratación y generalización de las estrategias de sobrevivencia o del rebusque.


La política pública de la administración saliente frente al combate del grave problema del desempleo fue casi que inexistente. La administración local, por ejemplo, ni siquiera intentó realizar un diagnóstico sobre la situación del mercado laboral. Sus intervenciones se redujeron a lo que en la literatura económica se conoce como  la “política social del parche”, las migajas sociales que lo único que logran es reproducir las condiciones de pobreza y marginalidad y las esporádicas apariciones ante los medios de comunicación del mandatario de turno cuando por alguna razón del azar no ocupábamos el primer lugar en desempleo a nivel nacional.

El reto para la nueva administración municipal no solamente es la generación de empleo, elemento clave para la integración social, sentido de la vida y progreso social, sino generar empleo de calidad que permita generar el círculo virtuoso de mejor calidad del empleo, mayor crecimiento y sobretodo, que desarrolle estrategias de inclusión laboral para ese gran conjunto de mujeres jóvenes y con medianos niveles de educación, que presionan de manera creciente el mercado laboral ibaguereño.     
 
 (*) Docente Universidad del Tolima

Credito
JORGE HUMBERTO RENZA (*)

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