El premio Nobel que impulsó la paz

Columnista Invitado

Las palabras del presidente Juan Manuel Santos en Oslo fueron un recuento del complejo proceso de negociación y un ejercicio que encontró sentido en la entrega del premio nobel como motor para alcanzar la paz, luego de que el plebiscito fuera derrotado por estrecho margen el 2 de octubre.

En una intervención pausada y en la que con sensibilidad e inteligencia se recogieron las palabras de Bob Dylan y otros premiados con el honor del nobel en años anteriores, el presidente de Colombia recordó que la guerra no puede ser un fin en sí misma y que solo puede tener alguna utilidad si se entiende como medio para obtener la paz.

Al señalar con énfasis que aunque muchos no han sufrido la guerra en carne propia y son los que más se oponen a los acuerdos, que han sido calificados como los más completos e integrales de los 34 firmados en las últimas tres décadas, el presidente ponderó a que son las víctimas y su voluntad de perdonar a partir de la verdad, las que dieron el aliento para seguir en medio de todos los obstáculos.

Sin pontificar, pero con la experiencia que ha dejado un proceso que ha extinguido su imagen pública en Colombia, el presidente Juan Manuel Santos señaló las recomendaciones para llevar a cabo negociaciones en medio de la confrontación armada y dejó ver su interés en llevar su conocimiento y experiencia, luego de que se acabe su mandato, a la esfera internacional para acompañar procesos similares en otras latitudes. Además, dejo ver su posición sobre lo que podría ser una postura más consecuente con el tema de los cultivos ilícitos y el consumo de drogas.

El premio nobel de Paz a Juan Manuel Santos y que él mismo confirmó en más de dos oportunidades en su discurso, fue algo inesperado, pero un regalo para Colombia, sus víctimas, sus fuerzas armadas y todos los colombianos para tener la oportunidad de darle la vuelta a la historia y experimentar algo que ya muy pocos saben; cómo es vivir en un país en paz.

Fue el impulso que se necesitaba para responder a fuerzas internas que en confrontación ideológica se oponen y que ahora deben ser superiores a sus intereses para que la fase más difícil pueda consolidar lo que en discursos se dice y en actos es tan difícil consolidar. La paz ya comenzó en Colombia, pero viene lo más crítico que es su implementación y la transformación a cultura de convivencia e inclusión de todas las vertientes ideológicas posibles.

Más allá de los egos políticos que dejan a Juan Manuel Santos como el premio nobel de paz y que lo catapultan a la historia y a una esfera internacional por encima de Álvaro Uribe Vélez, acá lo importante es que todos los colombianos, en especial sus dirigentes, estén a la altura del momento y de lo que significa el reto de la implementación pronta y consecuente de los acuerdos para cambiar el rumbo de desarrollo de Colombia.

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