PISA, ¡Sí es posible!

Columnista Invitado

Los jóvenes del país, sus familias, maestros y la comunidad educativa están celebrando. Colombia fue una de las tres naciones que mejoró su desempeño en todas las áreas de las pruebas Pisa 2015: en comparación con el año 2012, aumentamos 22 puntos en lectura, 17 en ciencias y 14 en matemáticas, superando a países como Brasil, Perú y México, y conseguimos disminuir en 11 puntos el porcentaje de estudiantes en el nivel mínimo de calificación. ¡Nuestros estudiantes están mejorando, la calidad educativa está mejorando!

Lo que logramos con Pisa no es un hecho aislado. Así lo demuestran los 554 mil alumnos que presentaron las últimas Pruebas Saber 11, quienes lograron subir el promedio nacional en 7 puntos. También son mejores en dos de las áreas que Pisa destaca: en lectura crítica aumentaron 2,9 puntos y en ciencias naturales 2,5. Estos resultados son fruto, no solo de las políticas de calidad educativa que ha impulsado el Gobierno nacional, sino del trabajo de docentes, rectores, Secretarías de Educación, padres de familia y de los estudiantes que hoy son ejemplo de disciplina, esfuerzo y dedicación.

La propia Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, que realiza las pruebas Pisa, reconoce que somos el sexto país -entre los 71 que participaron en la más reciente edición- que más rápido ha mejorado. Además, la Ocde sostiene que Colombia va bien no solo en cobertura, sino también en calidad y equidad, y eso es justamente lo que buscamos: tener educación de calidad para todos y no para unos pocos.

El camino no ha sido fácil. En 2006, cuando Colombia participó por primera vez en Pisa, estuvimos 107, 112 y 128 puntos por debajo del promedio de la Ocde en lectura, ciencias y matemáticas, respectivamente.

Desde entonces, los colegios temían ser señalados por su bajo desempeño y a los estudiantes les faltaba motivación porque, a diferencia de las pruebas de Estado, el examen internacional no es requisito para acceder a la Educación Superior y no impacta de manera directa su futuro académico.

Además de estrategias dirigidas a elevar la calidad de la educación como Jornada Única, el Programa Todos a Aprender, que acompaña a los profesores en las regiones para mejorar sus prácticas pedagógicas, y el programa de Becas para la Excelencia Docente, desde el Ministerio de Educación desarrollamos con miras a la aplicación de la prueba la estrategia P-15 (Pisa 2015) para enfrentar los desafíos que surgieron hace una década.

Con P-15 buscamos establecer canales de comunicación eficientes con Secretarios de Educación y rectores para transmitirles la importancia de la prueba, dotar a los colegios con la tecnología necesaria para presentarla y motivar a los estudiantes.

Junto a Computadores para Educar equipamos a las instituciones y adquirimos algunas licencias de Gal&Leo, una plataforma diseñada para ayudar a los profesores a integrar las TIC en sus clases. Además la Fundación Carlos Slim ofreció a diferentes países de América Latina la traducción del material del Khan Academy y algunas preguntas liberadas de anteriores versiones de PISA para que los estudiantes se familiarizaran con la prueba. 

La estrategia P-15 contó con el aval de la OCDE. La organización confirmó que estaba alineada con los estándares de PISA y que Colombia no es el único país que desarrolla iniciativas de este tipo. En Estados Unidos, por ejemplo, a través del portal web MyPISAUSA, los colegios comparten material pedagógico y antes del examen organizan el PISA Summer Conference con los encargados de coordinar la aplicación de la prueba en el país. 

El reto sigue. Sabemos que Colombia y en general los países de la región tienen el desafío de alcanzar los promedios de la OCDE, de más de 490 puntos en cada una de las áreas, aunque hemos reducido esa brecha: hoy estamos a 68, 77 y 100 puntos de alcanzar este promedio en lectura, ciencias y matemáticas, respectivamente. La tarea de seguir aumentando la calidad de la educación y de cerrar brechas entre zonas urbanas y rurales, entre colegios públicos y privados, también continúa. Pero hay un hecho cierto. Lo que antes parecía un sueño inalcanzable hoy es una meta posible de alcanzar: convertirnos en el país mejor educado de América Latina en 2025. 

*Directora General del Icfes

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