Mike Pence, el verdadero poder

Columnista Invitado

Se cree que al llegar a la Casa Blanca, ese impredecible showman que es Donald Trump, arrasará con las conquistas y reformas democráticas logradas entre los años 60 del siglo XX y hoy en EE.UU., por ser misógino, racista, panfletista del odio racial, pero el verdadero peligro, el que moverá los hilos del poder será Mike Pence, a quien los cerebros de la extrema derecha hábilmente lograron poner como número dos en la fórmula presidencial.

Pence, ortodoxo ultraconservador por convicción, es lúcido, de bajo perfil, sabe gobernar, tiene experiencia y muy claras cuáles son sus metas. Será el vicepresidente más poderoso de la historia de Estados Unidos (más que Dick Cheney, vicepresidente de Bush) por su ideario, su capacidad para administrar el Estado, saber en qué momento y cómo definir el rumbo de las cosas. Trump sabe ofender e incendiar, Pence sabe cómo imponer las ideas ultraderechistas.

Tras abandonar las filas católicas de sus antepasados irlandeses, este cincuentón nacido en Indiana se volvió furibundo seguidor del credo evangélico, enemigo de la planificación familiar, líder de la lucha contra el aborto y el matrimonio entre homosexuales; durante sus 10 años como congresista votó contra el salario igualitario y abogó por restringir las leyes migratorias; como gobernador de Indiana bloqueó los fondos de ayuda a refugiados sirios que llegaron a vivir a tal estado e impuso normas contra la comunidad Lgbt.

Considerado la más brillante propuesta de la actual extrema derecha, Pence piensa que el homosexualismo es una enfermedad curable. El manejará las relaciones del gobierno Trump con el Congreso y será quien realmente defina el ideario y las metas de la Casa Blanca.

Sus objetivos son, sin titubeo, reversar el mayor número posible de las conquistas demoliberales logradas en los últimos 70 años, es decir, desmoronar el sueño de Martin Luther King y de los luchadores en pro de los derechos civiles.

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