Del encuentro con la guerrilla y los estudiantes

Columnista Invitado

Desde todo punto de vista es positivo el encuentro que estudiantes, padres de familia, docentes y demás personas tuvieron con los miembros del grupo armado de las Farc, que el pasado miércoles, al momento de pasar por Ibagué, rumbo a la zona transitoria veredal de normalización (ZVTN), tuvieron la oportunidad de verlos frente a frente.

Por lo menos, los niños aprendieron que el guerrillero es una persona de carne y hueso que se alzó en armas por razones que todos conocemos y que ahora ha salido de las montañas para reintegrarse a la sociedad civil; que mañana, cuando deje el uniforme de guerra y entregue las armas, será un ciudadano como nosotros que buscará que la sociedad le dé la oportunidad de trabajar y salir adelante como todos soñamos hacerlo.

El encuentro entre guerrilleros y la comunidad debe entenderse como la presentación en sociedad de un grupo de personas que durante mucho tiempo estuvieron en las montañas de Colombia ejerciendo actividades al margen de la ley y que ahora abandonan la lucha armada para reintegrase a la sociedad, para trabajar como nosotros lo hacemos por construir un país cada día mejor.

Los niños y adultos que tuvieron la oportunidad de conocer de manera directa a los guerrilleros empezarán a entender que la guerrilla se desmoviliza y que ya no habrá más tomas guerrilleras, que no habrá más enfrentamientos entre guerrilleros, soldados y policías; que ya no habrá más muertes de personas inocentes que caían en medio del fragor de la guerra; entenderán que Colombia respira aires de paz y reconciliación y que debemos ser tolerantes y aprender a respetar las ideas de los demás así no las compartamos.

Los que allí estuvieron presentes se pudieron dar cuenta de que los guerrilleros son personas que merecen una oportunidad y a los que hay que recibir con cariño y afecto, a pesar del dolor y el daño que hayan causado, toda vez que en muchos casos, la falta de cariño y afecto fueron el motivo que los llevó a hacer parte de la rebelión; los guerrilleros son personas, abandonadas no sólo por el Estado, sino por la sociedad misma.

Comparto el actuar de la rectora de la institución educativa Ciudad de Ibagué, la licenciada Gloria, al decir que se trató de un ejercicio académico que busca sensibilizar a las partes para enseñarlas a ser más tolerantes.

No comparto las críticas que se han venido haciendo en contra de algunos miembros de la institución educativa y padres de familia que propiciaron el encuentro, porque ellos no salieron a decirles a los niños que sigan el camino de las armas, sino a enseñarles que la guerra había terminado y que la insurgencia estaba cumpliendo con la desmovilización acordada con el Gobierno y que ahora iban camino a la Paz.

Mientras los medios de comunicación internacionales y nacionales registraron con beneplácito el recibimiento que la sociedad en general y los niños en particular hicieron con banderas blancas a los insurgentes cuando llegaron a las zonas veredales de transición, en Ibagué unos pocos pusieron el grito en el cielo y demandaron la apertura de investigaciones a todo nivel.

Con todo respeto debo señalar que en mi modesto saber y entender, el hecho sucedido debe ser aplaudido y no criticado.

La Paz se construye con hechos y no sólo con palabras. Que, como lo dijera el maestro Echandía, “Es preferible echar lengua que echar bala”.

Debemos hablar de paz y comprometernos con ella; de lo contrario, estamos enviando mensajes de guerra y no de paz.

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