Luis H. sí es responsable

Columnista Invitado

La problemática de la corrupción es un mal endémico del régimen político colombiano. Se manifiesta desde los casos aislados y de poca envergadura, hasta los grandes negociados que implican la pérdida de billones de pesos de las arcas estatales. Lo más grave de estos casos es que a la hora de asumir las responsabilidades políticas, los implicados quieren vender la idea de que no jugaron ningún papel en estos hechos. “Todo fue a mis espaldas”, “me autoengañé”, “me acabo de enterar”, han sido las respuestas que tres expresidentes han vociferado para evadir las responsabilidades que les atañen como jefes políticos de los subalternos que, según ellos, cometieron delitos sin su consentimiento.

En Ibagué, más allá de que por fin parece que las investigaciones penales y fiscales sobre el desfalco de los juegos nacionales están avanzando, las responsabilidades políticas no han sido asumidas. El señor Orlando Ariniegas, recientemente condenado a 36 años de cárcel por haber recibido coimas derivadas de su participación en la construcción del contrato de consultoría para realizar los estudios y diseños de los escenarios, ha dicho en varias ocasiones que el exalcalde de la ciudad, Luis H. Rodríguez, no tuvo nada que ver en esta enorme telaraña de corrupción.

No obstante, a pesar de que, formalmente, el exalcalde no se encuentra vinculado a la investigación, sí existe un testigo, Amaury Blancquicet, quien dice que Luis H. sí tuvo acuerdos con Arciniegas para el reparto del 20% de las coimas recibidas. Será la justicia la que determine la veracidad de estas afirmaciones.

Independientemente de la responsabilidad penal que le pueda corresponder al exalcalde, de la cual se puede librar si logra demostrar su inocencia, de la que no se puede desligar es de la responsabilidad política como alcalde de la ciudad en el periodo 2012-2015, por lo menos por omisión. O ¿Acaso no debe responder por haber tenido en su equipo de gobierno a quienes ejecutaron y se beneficiaron de las coimas?¿Así de manifiesta era su incompetencia como primera autoridad de la ciudad que las licitaciones más importantes de su mandato las entregó a su ejército de asesores? ¿Tan desconectado estuvo de los asuntos de la ciudad que no se dio cuenta del enorme entramado que supuestamente se tejió a sus espaldas? Señor exalcalde, la ciudadanía exige que usted dé la cara, que responda por estos y muchos otros interrogantes. No puede seguir sucediendo que los políticos usen cualquier excusa para recibir la atención de los reflectores, cuando se trata de inauguraciones y homenajes, pero a la hora de responder por sus acciones cuestionadas no le respondan a los electores y al conjunto de la ciudad.

Pero también vale la pena señalar que no se debe quedar allí el escenario de las responsabilidades políticas. El partido liberal, organización que le dio el aval al exalcalde, no ha asumido la cuota debida ante esta nefanda decisión. No puede el partido liberal decir que las responsabilidades son individuales. Las penales sí, pero las políticas por definición son responsabilidades colectivas, en la medida en que al dar un aval se está certificando que el candidato cumple con los estándares programáticos, ideológicos y éticos que se supone promueve aquella organización. ¿Qué medidas ha tomado este partido para evitar este tipo de casos en el futuro? ¿Dónde está el acto de perdón público? Mientras las autoridades competentes se deben concentrar en determinar quiénes fueron los protagonistas principales del golpe al erario, la ciudadanía debería exigir que los responsables políticos den las explicaciones y excusas del caso.

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