¿Xenofobia?, ¡Jamás!

David Héctor Galeano

La “venezolanización” del país, se ha convertido en la principal catapulta política que la oposición tiene para atacar al presidente Santos Calderón. Con ese rebuscado término, dan a entender que Colombia seguirá la senda de la fracasada Revolución del Siglo XXI, ya que el mandatario colombiano, es un consumado Castro-Chavista, que enmarca su accionar político y económico en el socialismo.

Nada más absurdo. Tal afirmación, denota una crasa ignorancia del marco teórico y conceptual expuesto por Marx y Engels y se distancia de la pragmática política exterior del presidente colombiano, que ha puesto su empeño en la Alianza del Pacífico, los acuerdos de libre comercio y la Ocde (organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), expresiones de la más pura economía de mercado, planteados por Smith y Ricardo.

No cabe duda, que Venezuela pasa por uno de sus peores momentos, ni es falso, que la democracia se haya visto fracturada por un gobierno que traspasó la línea de la dictadura. No obstante, la postura de la oposición colombiana, evidencia una actitud carroñera, que solo busca canalizar a su favor, el dramático sufrimiento de una nación hermana, antes que un real apoyo a la redemocratización del país y unos migrantes que buscan una oportunidad en suelo colombiano.

Lamentablemente, esta burda estrategia política, ha sido y continúa siendo una herramienta utilizada en ambas lados de la línea fronteriza. Así lo expuse en una columna que escribí para Portafolio, luego del abrupto cierre de fronteras que Maduro hizo en 2015 y que llamé Colombia-Venezuela, una historia de amores y odios, (ver columna), en la que destaqué como la historia nos ha llevado por la senda de cíclicas confrontaciones, lideradas por la clase política en ambas naciones.

Basta solo con oír a Maduro, al referirse a Colombia como un Estado fallido y al mejor estilo de Trump, señalar a los vecinos de los problemas de su país.

Escuchar al propio presidente venezolano, afirmando que viven más de cinco millones de colombianos en Venezuela, solo evidencia su incompetencia e ignorancia sobre la realidad binacional. De ser así, el país vecino, estaría compuesto por un 19% de colombianos, tomando como base las estadísticas oficiales del último censo, que calculó en un poco más de 28 millones el total de su población.

Lo irrefutable, es que los procesos migratorios han causado un importante impacto en las economías nacionales. Es evidente, que de alguna manera, la masa laboral que traspasó y pasa la frontera, causó y causa efectos en las dinámicas laborales locales. No obstante, es reprochable, que los gobiernos regionales y nacionales, no hayan tenido la voluntad política de diseñar y poner en marcha, políticas públicas que atiendan a los migrantes.

Así pasó en décadas pasadas, cuando nuestros connacionales se marcharon para Venezuela y sucede hoy, que el proceso se revirtió.

El gobierno nacional, está en mora de implementar medidas que permitan acoger a los venezolanos, sin que eso vaya en detrimento de nuestra mano de obra. 

Sin embargo, esto no absuelve al legislativo de su responsabilidad y se requiere una urgente dinámica política que aborde el tema de manera responsable y solidaria, asumiendo el tema desde su transversalidad y desprendiéndose de los egoísmos políticos que solo enrarecen más el ambiente y que podrían conducir a una repudiable xenofobia.  Jamás debe haber espacio para la xenofobia, menos ahora que Venezuela nos necesita. 

Analista Internacional

@hgaleanodavid

Comentarios