Las falacias de AGA

Columnista Invitado

Son varias las inexactitudes en que, desde el 26 de marzo pasado, han incurrido altos funcionarios de Anglogold Ashanti. En tan memorable fecha recibieron de la población de Cajamarca una formidable lección de dignidad ciudadana, que aún no terminan por asimilar. La consulta popular desarrollada ese día selló definitivamente la suerte de “La Colosa”, el mega-proyecto de minería de oro a cielo abierto más importante en la historia del país.

El señor Juan Camilo Nariño, destacado directivo de AGA, en declaraciones para el diario El Nuevo Día de abril 30, se atrevió a insinuar que la derrota sufrida por la empresa en la consulta no debería ser interpretada como tal, pues si de 16.000 ciudadanos habilitados para votar, tan sólo lo habían hecho 6.000, cómo puede hablarse de derrota. Asimismo, aunque sugirió que habría que hacer un ejercicio analítico sobre las 10.000 personas habilitadas que se abstuvieron de participar en la consulta, se inhibió de formular siquiera una hipótesis acerca del interrogante sugerido.

El reconocido ejecutivo se cuida muy bien de “soltar prenda” acerca de la real estrategia elegida por la compañía multinacional durante la consulta. Oculta, aunque con dificultad, que la opción escogida por AGA y sus aliados había sido la promoción de la “abstención”. Por ello suena artificial su supuesta sorpresa ante la elevada cifra de la abstención.

La estrategia abstencionista apoyada por los partidarios del proyecto minero en Cajamarca se había convertido en un “secreto a gritos”. La clave de la misma radicaba en sumar a la tradicional y significativa “abstención pasiva”, la “abstención activa” propiciada por AGA. Estimaban que de esta manera los partidarios del “no”, aunque alcanzaran la mayoría de sufragios por el “no” en la consulta, verían frustrada la meta de alcanzar el umbral electoral vinculante.

De haberse cumplido tales pretensiones, el panorama para los impulsores del proyecto minero en cuestión se habría despejado definitivamente. La población de Cajamarca comprendió muy bien la magnitud de los intereses en juego.

Mediante interpuestas personas inscribieron un “comité promotor de la abstención” y no uno del “sí”, como indicaba la lógica elemental. Confiaban en que luego del largo período de inactividad ocasionado por la suspensión de la consulta popular dictaminada por el Consejo de Estado, y el corto plazo que para su realización dispuso la Alcaldesa encargada, sumado a la reciente elección de un Alcalde comprometido con el proyecto de AGA, sería suficiente para derrotar el activo movimiento en defensa de la vida, el agua y el territorio.

Un análisis somero de los resultados definitivos arrojados por la jornada electoral, confirma la estrategia “abstencionista”, promovida por AGA. Así, por ejemplo, si a la abstención total registrada en la consulta del 26 de marzo (61.4%) se le sustrae la abstención pasiva (promedio de las tres últimas elecciones a la alcaldía) (38,7%), se obtiene el real tamaño de la abstención activa promovida por AGA (22,7%). Ello indica que, si AGA hubiera optado por la promoción del “sí” y no de la “abstención”, en el mejor de los casos, hubiera alcanzado apenas un 23.91%.

Comparado con el contundente 38,6% alcanzado por el “no”, los 14.6 puntos de diferencia reflejan la resolución y firmeza con que los cajamarcunos salieron a detener las pretensiones de quienes les amenazaban desde 2007 con la devastación ambiental. De haber promovido AGA el “sí”, la participación porcentual de las dos opciones en la consulta se habría elevado a 62.51%. Era claro que la estrategia abstencionista de AGA buscaba al mismo tiempo que impedir el umbral electoral vinculante, mimetizarse en la abstención.

De otro lado, al doctor Nariño le parece extremadamente bajo que 6.125 electores hayan hundido en la consulta el proyecto de “La Colosa”, pero no le parece suficientemente bajo que, quince días antes, en las elecciones atípicas de alcalde, su candidato, Pedro Marín, haya triunfado con apenas 4.756 votos.

Cabe resaltar que el doctor Nariño intenta desconocer el principal logro del movimiento de Cajamarca, que fue precisamente proteger los cerca de 30.000 empleos creados por la agricultura familiar campesina en la región de alta montaña, empleos que corrían inminente riesgo de desaparición como consecuencia de la devastación con que les amenazaba el desarrollo del megaproyecto de minería a cielo abierto. La conservación de la “despensa agrícola de Colombia” es el mayor logro del movimiento regional que sorteó con éxito las intenciones ecocidas impulsadas por el capital trasnacional.

A contrario sensu de lo que opina el doctor Nariño, los casos de minería en Perú y Brasil, recomendados como ejemplos de minería amigable con el medio ambiente, representan justamente todo lo contrario. La devastación de la zona minera de Cajamarca en Perú y de la fractura del dique de colas en Bento Rodríguez (Brasil), entre otros, son una demostración palmaria de que no existe la tal megaminería responsable.

El principio de prevención y precaución, incorporado en el texto de la Constitución Política Nacional, ordena que, en caso de duda ante eventual riesgo, la actitud correcta debe ser abstenerse. En últimas, la Constitución, la ley y la jurisprudencia colombiana, sumado a la resistencia erguida de los cajamarcunos en la consulta popular dictaminaron a “La Colosa” naturaleza de cosa juzgada.

Conciencia Ambiental

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