Vivir entre hipocresía

Alex Granados Trujillo

Guardar las apariencias, mostrarse no como se es, si no como lo que otros esperan de uno es el juego diario, la meta constante, ¿para qué? No lo sé, cada uno tiene sus razones, pero imagino que entre las respuestas puede estar: conservar su empleo, su relación de pareja, no dañar la armonía en su salón de clases, o en la comunidad donde habita, etc.

Se volvió un requisito fundamental para convivir, ser “políticamente correcto”, guardar las buenas formas y llenar de halagos al otro, sonreír cuando no queremos sonreír, o soportar las estupideces de otros, o ir a las reuniones sociales a las que no queremos ir, todo porque tenemos algo en juego que no queremos perder, o por bobos, débiles o no sé.

Yo particularmente no puedo con todo eso, y mi nivel de hipocresía es bajo, pero de que he sido hipócrita claro que sí, pero es que ¿Quién no?, el caso es que mis niveles son más bien bajos y esto me ha llevado a innumerables conflictos con otros, que no voy aquí a relatar porque son aburridos.

Tiempo atrás pareciera que el modelo a imitar era el de esas personas que defendían sus ideas a capa y espada, que eran coherentes, pero siendo respetuosos, hoy en día la gente utiliza el: “Yo me adapto”, y con todo la melosería del caso, la hipocresía del caso.

Recuerdo esa muy famosa frase del humorista estadounidense Groucho Marx, “estos son mis principios, y si no le gustan, entonces tengo otros”. Estamos llenos de prejuicios, los prejuicios son cárceles, nos dan miedo las personas sinceras, vivimos con mucha desconfianza sobre los demás, yo creo que eso no nos deja ser felices, se han borrado las señas de identidad y todo para conservar las buenas formas, la normalidad.

Si estoy de acuerdo con el aborto, con la legalización de las drogas o la adopción de niños por parejas del mismo sexo, o cualquier tema de este corte, lo mejor es ocultarlo, no decirlo, porque hay que conservar las formas y ser normal, actuar dentro de la normalidad, y la normalidad viene de normas, y cuando hay normas es porque alguien las creó y si las creó alguien es porque le conviene para sus intereses.

Todos, creo, que hemos pensado con cual animal nos identificamos, es fácil concluir que el animal de la sociedad actual es el camaleón.

Todo esto no nos deja ser libres, y como dijo el filósofo Emmanuel Lévinas: “Ser Libre es escaparse de uno mismo”, ¿es usted libre?

@axfgt

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