Y de la Universidad Nacional en sus 150 años, ¿qué?

Columnista Invitado

Recientemente la Universidad Nacional de Colombia, para conmemorar sus 150 años, publicó dos entregas de lujo para hacer circular en la revista Semana. Era una historia de fachada, que se confundía con avisos comerciales de Falabella o la invitación a celebrar los 15 de Noemí Sanín, otra vez. Sólo la carta enviada por Germán Téllez ‘Logro equívoco’ a Semana (edición 1848), sobre el destino de la Universidad, fue como un destello de luz en medio de tanta complacencia.

Nació en medio del conflicto político, hace 150 años, y sigue sumida en él. Miguel Antonio Caro y la Regeneración la redujeron a un escombro, durante más de medio siglo. Luego, cuando Alfonso López Pumarejo la revivió en 1936, con grandes esfuerzos, fue cercada por el clero: tuvieron su Universidad Javeriana y la Pontificia Bolivariana. Luego se le cerró el hocico cuando Mario Laserna y Alberto Lleras crearon la Universidad de los Andes a finales de 1948, con anuencia de Eisenhower (tras la muerte del “negro” Gaitán). Para enterarse de este episodio trágico-chistoso, es recomendable leer la buena novela ‘Los elegidos del cínico’, de Alfonso López Michelsen. El golpe de gracia se obtuvo no solo con Ascún en 1957 (gestada por los magnánimos Jaime Sanín Echeverri y Jaime Posada), sino con el Frente Nacional, que acogió las pautas del Informe Atcon (1962). Bajo este amparo se fundaron cientos de universidades privadas deplorables, que funcionan hasta hoy. César Pérez García o Silvia Gette son sus insignes ejemplares.

En definitiva y colofón, el programa Ser Pilo Paga mató financieramente no solo la Nacional, sino también prácticamente al sistema universitario público. Esta ruina está silenciada por un profesorado, que definitivamente sucumbió al encanto de escribir cualquier tontería. Esta historia contada en las ediciones de Semana es verdaderamente la ruina moral de nuestra Universidad Nacional. ¿Cuándo nuestros venerables colegas empezarán a escribir la historia no oficial?

Logro equívoco

En campaña mediática en Semana, para los 150 años, en ninguna de las 16 páginas hay una sola palabra sobre el más equívoco ‘logro’ de la ‘Nacho’ en el patrimonio arquitectónico: la destrucción caprichosa de la sede del Departamento de Arquitectura de la Facultad de Artes, (1961 a 1964), obra del egresado de la UN Hernán Herrera Mendoza.

La pregunta es ¿dónde, cómo y en qué condiciones funciona actualmente, dado que su sede quedó, desde hace unos tres años, reducida a unos muñones de muros y montones de escombros? ¿Por qué no ha sido destruido también ese 75 por ciento de todos los edificios levantados en la sede bogotana de la UN, que fue condenado a muerte arquitectónica, junto con el desaparecido edificio 303 de la Facultad de Artes por el ingeniero Aycardi en 2014? ¿Sería esa una manera espectacular de celebrar los 150 años de la UN? Germán Téllez Castañeda. Bogotá D.C. Edición 1848, revista Semana.

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