La inmensa responsabilidad de ser jóvenes

Columnista Invitado

Hay un fragmento en YouTube de una conferencia de Jaime Garzón que niños y jóvenes deberían repetirse hasta el cansancio. Allí, Garzón, aprovechando ese tinte humorístico que lo caracterizaba, en menos de 10 minutos describe de una forma casi perfecta al colombiano promedio que no es capaz de asumir la vida de una manera distinta más allá de sus responsabilidades individuales.

Esas palabras para no olvidar, dichas en una universidad de Cali en 1997, además de convertirse en una gran invitación para cambiar el país, lastimado y sumido en ese momento por la violencia, mencionan la importancia de los liderazgos juveniles, escasos por esos días y por estos (aunque en menor proporción) y hoy es a ello a lo que quiero hacer referencia.

Lo primero que habría que decir, es que ese país descrito por Jaime sigue existiendo. La clase política tradicional, los abusos del poder, e incluso los mismos personajes, hoy hacen parte del mapa social y político en Colombia, y en casi dos décadas no hemos hecho mucho para cambiarlo. Pese a que, en efecto, los avances tecnológicos, la lucha de las minorías, entre otras victorias de los que ahora llaman Millennials le han aportado a la construcción de un mejor planeta; los jóvenes en Colombia han estado en deuda para salir a hacer parte de los procesos de transformación de su propio país, más allá de lo que Umberto Eco llamara “legión de idiotas”.

Hoy soy un convencido que los empoderamientos en procesos políticos y causas sociales, jamás van a funcionar si no se llevan a la práctica más allá de los debates insulsos de las redes sociales y los memes compartidos mientras se duerme hasta las 11 de la mañana. La disciplina, el amor por el conocimiento, y por el pensamiento inteligente, si así se le puede llamar, se han apartado de aquellos intentos por asumir liderazgos, convirtiéndolos en causas perdidas o en discursos románticos de quienes permiten que el pensamiento revolucionario de los 60 los maraville.

Sin embargo, no habría que achacarle toda la culpa a la generación del Xbox y el Twitter. Desafortunadamente algunos viejos o “nuevos viejos”, minimizan los aportes de la juventud, subestiman sus conocimientos e insultan su inteligencia, dudando de sus capacidades únicamente por la escasa edad. Nadie puede comprobar científicamente que se es más inteligente por tener más años, pero desafortunadamente eso pasa, y yo hasta perdí la cuenta, (quizás no me interesa hacerla) de las muchas veces en que colegas lo han hecho conmigo a mis espaldas.

Diría Cervantes que no se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años, y para mejorar, no solamente hace falta vivir, sino vivir con estricto compromiso por ser mejor persona en todos los campos de la vida. De la sabiduría y la nobleza, vienen las grandes dirigencias, sumado a las ganas de comerse el mundo, como quien muerde un pedazo de queso bien fresco.

Comentarios