Un “milagro” para el Tolima

Columnista Invitado

El Tolima está en las puertas de un gran acontecimiento que va a cambiar la historia regional, pero que no se dimensiona en su real magnitud. Luego de mucho tiempo, el país tendrá como jefe de Estado a alguien que como pocos conoce, disfruta y ama a nuestro departamento. Es Iván Duque Márquez.

Y no es carreta o un cumplido político. Los bisabuelos y abuelos de Duque, por el lado Márquez, vivieron con intensidad aquí: Hernando Márquez Arbeláez, abogado e historiador, fue presidente del Concejo de Ibagué en 1958 y la bisabuela Luz Caicedo, acompañó con gran entusiasmo a Amina Melendro en la aventura del Conservatorio del Tolima. La madre de Iván, Juliana, compartió su juventud con sus primos Kairuz y Márquez Tejada, los Cano, los Peñaloza, los Pava, los Laserna, Ramírez, Arbeláez, Callemo y Yesid Castaño y sus hermanos. Su centro de operación y rumba estuvo en Cádiz. Iván Duque Escobar, padre de Iván, tampoco fue ajeno a Ibagué: escribió una interesante biografía del Cofrade Alfonso Palacio Rudas y un libro sobre la fundación de San Bonifacio de Ibagué.

Iván hijo, fue un amigo entrañable de nuestro gran Juan Mario Laserna, con quien recorrió buena parte de la región. En un momento juntos hablaban con gran propiedad y entusiasmo de las “cosas del Tolima”. Juan Mario tiene que estar muy alegre e Iván muy orgulloso de esa llave que alcanzaron a montar.

Pero como dicen “no hay nada completo”, Juan Mario se fue, pero dejó en Iván ese amor por su patria chica. El programa que tiene Duque se acomoda mucho a las oportunidades y potencialidades que ofrece el Tolima, en particular en tres puntos: economía naranja, agroindustria y café, y él lo ha dicho y reconocido en varias oportunidades. La cultura, folclor, música y literatura locales, son una semilla muy grande para desarrollar las industrias creativas, una de las pasiones de Duque. Esas industrias son ya hoy la octava economía del mundo y el empleo que generan es igual a la gente ocupada es Estados Unidos. Por eso Ibagué debe ser un epicentro de la economía Naranja y empujar otra potencialidad: el turismo que está “virgen” aquí .

En el Tolima se habla mucho de la agroindustria como la opción de desarrollo más importante, pero poco se ha hecho. Duque lo tiene claro: debe haber una integración entre productores de materias primas e industriales para desarrollar las cadenas productivas. Y de nuevo, Tolima es un piloto como ninguno para ese programa teniendo en sus goteras al gran mercado que es Bogotá y que no aprovecha. De los alimentos que recibe la capital, solo el 3% proviene del Tolima, mientras Boyacá le entrega más del 15 y el Llano más del 10%. Los programas de emprendimiento y empleo para los jóvenes que Duque tiene como prioridad en su plataforma programática caen como “anillo al dedo” al Tolima, para parar la migración de la juventud tolimense.

Sin duda. Al Tolima se le abren las puertas del futuro con Duque en la Presidencia de Colombia. No podemos perder esta oportunidad porque solo así podremos recuperar el orgullo, las ilusiones y ocupar el sitio que le corresponde a nuestra tierra.

Director de Induarroz-Andi.

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