El efecto Pékerman

Columnista Invitado

santiagogomezmejia@gmail.com

El desempeño de la Selección en Rusia fue bueno. Nuestro país completó así su sexta participación mundial, tres de ellas superando la primera ronda. El equipo de Pékerman solo perdió el primer partido y completó un rendimiento del 58%, que aunque modesto si se compara con el 80% de hace cuatro años, es suficiente para consolidarla entre las 15 selecciones más importantes del mundo, lugar en el que no ha dejado de estar desde que el técnico argentino asumió la dirección hace seis años y medio.

Si bien, el equipo que participó hace cuatro años se mostró técnicamente superior al actual, dato que se corrobora con las estadísticas de goles marcados, llegadas al arco contrario y juego limpio, por ejemplo, la de 2018 fue una selección que demostró quizás una aplicación táctica superior. Con un juego menos vistoso superó los obstáculos que representaron las cuatro selecciones que enfrentó en un mundial que evidencia que las diferencias en el fútbol son significativamente menores que hace 20 años. En resumen, una participación honrosa por encima del promedio histórico.

Todo mérito de Pékerman, que ha dirigido 78 partidos y ha perdido solo 16, para completar un 60% de rendimiento que demuestra con claridad la fortaleza de un proceso que no solo se evidenció con actuaciones históricas como la del 2014, sino que también recuperó la confianza y fortaleció la mentalidad ganadora de una generación de jóvenes que se han mantenido en la élite del fútbol mundial durante su llegada.

Por eso hoy hay más jugadores colombianos en el exterior que nunca antes.

Pero, a pesar de todo ello se oyen ya voces -calificadas y no tanto- pidiendo que el argentino se vaya y trunque un proceso evidentemente exitoso. Que ya cumplió su ciclo, que ya está viejo, que la rosca -el eterno argumento-.

No creo que nada de eso le estén diciendo a Tabárez en Uruguay, que tiene tres años más de edad y que ha dirigido a su selección en cuatro mundiales y cinco torneos continentales a lo largo de 12 años consecutivos.

Nos aburrimos muy rápido de lo bueno los colombianos.

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