Bienvenidos al pasado

Columnista Invitado

Siguen muriendo líderes sociales, defensores de la paz y el territorio, pero el Ministerio de Defensa tuiteó la semana pasada que “los líderes sociales que están siendo asesinados…son en su mayoría criminales”. Los magistrados han vuelto a ser interceptados, revivieron los falsos positivos disfrazados de una doctrina militar que pide “doblar resultados” y que no “exige perfección”, lanzando operaciones con “el 60%-70% de credibilidad”, la justicia y el Ejecutivo están enfrentados nuevamente mientras la separación de poderes se diluye en manipulaciones políticas de renuncias sospechosamente motivadas, la economía no despega, la favorabilidad presidencial se derrumba, los senadores se enfrentan con acusaciones sicariales y discursos insultantes o amenazan públicamente a periodistas de medios extranjeros y presionan a los noticieros nacionales que han sido sus críticos. Se considera volver al glifosato y se desvaneció la promesa de no al fracking que hizo pública en Bucaramanga el presidente Duque cuando era candidato.

Van nueve meses de gobierno y Duque no ha demostrado aún que tiene la capacidad de manejar este país. Llegó al poder anunciando en su discurso de posesión que deseaba unirnos, un cuento que pocos le creímos y que la evidencia demuestra haber sido un eufemismo preconcebido para disimular las críticas durante los primeros días de su gobierno y aquellas referidas a su verdadero talante. Polarizó atacando la JEP mientras tenía pruebas para recapturar a Santrich (que cuesta trabajo creer aparecieron mágicamente de un día para otro), y dividió cuando en múltiples ocasiones no ha sido capaz de controlar las declaraciones y actuaciones de su partido incluso cuando atacan su pobre gestión.

Al paso que vamos, el ritmo frenético pero desordenado, improvisado y errante al que avanza la presidencia actual nos va a dejar a todos como a José Obdulio, pues cuando el ejercicio de la gerencia de lo público termina tan altamente influenciado por los ánimos de revancha individual, se desdibuja lo realmente estratégico y el país queda infartado. Es el momento de la mesura, pues el país no resiste tres años más de un discurso excluyente, elitista y confrontacional.

santiagogomezmejia@gmail.com

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