El año de Ernesto Macías

Columnista Invitado

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Desde que en Colombia aquel que toma el juramento a quien se posesiona como Presidente de la República es el Presidente del Congreso, el desempeñar tal dignidad en tan significativo momento suele ser una distinción reservada para personalidades de gran connotación en el campo del pensamiento y de la acción de la política nacional. Las fotografías de tal acto, los discursos pronunciados, quedan en la memoria histórica del país. En ese instante se dan a conocer las nuevas figuras de la escena política y muestran su talante.

El 7 de agosto de 2.018, al darle posesión al presidente Duque y proceder según le mandaba su formación intelectual, Colombia supo cuál era la dimensión política del bachiller Ernesto Macías, a quien las mayorías gobiernistas eligieron como Presidente del Senado.

Y aquel 7 de agosto, con cada palabra usada por el bachiller Ernesto Macías en su intervención, en forma nítida quedó marcada con fuego la dimensión de país y de futuro que su conciencia y conocimiento señalaban para sus compatriotas.

Debe resaltarse que, para amplios sectores de la opinión, en esa fecha se estableció plenamente lo que sería el proceder de Ernesto Macías como presidente del Congreso y a fe que los 365 días que siguieron a aquella fecha demostraron palmariamente su talla política e intelectual.

La última prueba de ello la dio el pasado 20 de julio cuando por descuido dejó encendido el micrófono de la presidencia del Congreso en la sesión inaugural de la nueva legislatura; lo que en ese momento dijo clausuró, a su manera, su paso por la presidencia del Senado, poco después de descubrir una placa testimonial en el Capitolio, decisión que más que rendir un homenaje, tiene el propósito de lesionar el sentir de sus contradictores políticos.

Por sus actos los conoceréis, decían los hombres que forjaron el acero. Ya sabemos quién es el bachiller Ernesto Macías.

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