El primer punto de la paz: El campo

Columnista Invitado

Ahora con más tiempo para ese gran placer que es releer y para analizar con calma, me volví a detener en el primer punto de los acuerdos de paz: El Desarrollo Rural de Colombia. Lo primero que me impactó fue su carácter intemporal, como si hubiese sido redactado hace 20 años o dentro de 20 años. Es un texto que definitivamente trasciende un acuerdo con una guerrilla porque está hecho para responder a asuntos inveterados y que han sido abordados por todos los gobiernos sin excepción y sin éxito durante más de un siglo. A su tratamiento se le han dado nombres de todas clases, Reforma Agraria, Reforma Rural, PIN, DRI, la tercera de las Cuatro Estrategias, las Dos Colombias, Cambio para la Paz, Para Cerrar la Brecha, Cambio con Equidad, Economía Social, etc, etc.

Últimamente está en todos los Planes de Desarrollo desde la Constitución del 91.

Pues este Punto Primero de la Paz, llamado formalmente “Hacia un Nuevo Campo Colombiano: Reforma Rural Integral”, lo motivó la necesidad de cerrar las grandes diferencias en el grado de desarrollo urbano con el de nuestro campo, confirmadas en el último censo. Pretende integrar las regiones del país, tarea pendiente desde la conquista española y por supuesto durante nuestra existencia republicana; y dar más ciudadanía al colombiano que vive en el campo brindándole oportunidades de propiedad y uso de la tierra, el capital y la tecnología para crear una clase media rural que garantice una ocupación territorial sin pobreza y digna, con acceso a los bienes públicos hoy de cobertura casi universal en los cascos urbanos. Ya desde el inicio de la negociación, que en realidad arrancó con este punto, el que más desconfianza producía en la extrema contraparte y en la opuesta derecha radical, se destacó la coincidencia en que la paz solo puede ser duradera y estable si se logra en el mediano plazo una convergencia entre la prosperidad urbana y la rural, con metas volantes que generen confianza en los agentes económicos de uno y otro lado. Fuimos muy cuidadosos en insistir en que la Paz debería revertir con la Reforma Rural Integral los efectos nocivos que la guerra había traído a los campos colombianos dejando claro que el atraso se debía más a la existencia misma del conflicto armado, que a la desidia del Estado. Igualmente se discutió a profundidad el tema de la tierra. Conceptos como acceso progresivo, regularizar, restitución, vocación del predio, función social de la propiedad, quedaron el los acuerdos como reflejo de una legislación ya existente en esos mismos términos, pero que nunca ha sido enforzada para su cumplimiento. Quien se sonroje o escandalice con estas motivaciones, es que tiene problemas de acatamiento de la ley! Se resaltó la necesidad de que la economía campesina pudiese convivir con otras formas y tamaños de producción y propiedad agraria; al mismo tiempo se consagró como principio de la RRI la participación de los colombianos rurales en la planeación y ejecución de los planes y programas de desarrollo del campo y que la prioridad en los presupuestos la tendrían las zonas más afectadas por el conflicto, enfocando el gasto al territorio; y como si fuera poco, se dijo que esta RRI “se adelantará en un contexto de globalización y de inserción de Colombia en ella”. Qué lejos está todo esto del marxismo clásico y del castro-chavismo.

Recuerdo que el primer texto que se acordó, fue el de los 13 principios que iluminarían este Primer Punto de la Paz: transformación del campo, igualdad de género, bienestar de las comunidades, prioridad de las zonas más afectadas por la guerra, integralidad de la presencia del Estado, restablecimiento de derechos de víctimas y desplazados, titulación y masificación de la propiedad, alimentación sana y suficiente, participación comunitaria, medición de metas y efectos sobre los indicadores sociales, cuidado con el medio ambiente, seguridad y uso adecuado de la tierra.

En posteriores escritos espero poder analizar con ustedes, apreciados lectores, cada uno de los aspectos de este Primer Punto para la Paz que, a mi juicio, debería tener todo el apoyo nacional y presupuestal si queremos ser país desarrollado y pacífico.

Comentarios