Redescubriendo la responsabilidad social

Columnista Invitado

Hace un mes, la asociación “Business Roundtable”, integrada por cerca de 200 dirigentes de varias de las principales empresas de Estados Unidos, ocupó los titulares de los medios de comunicación al reformular su “Declaración sobre el propósito de la empresa”, donde se lee que “Todos y cada uno de nuestros stakeholders son esenciales. Nos comprometemos a crear valor para todos, para el éxito futuro de nuestras empresas, nuestras comunidades y nuestro país”. Si se tiene en cuenta que las declaraciones previas giraban alrededor de que lo que debían hacer los directivos era trabajar para sus accionistas maximizando el beneficio, hay que decir que el cambio es notable.

Las declaraciones previas reflejaban una tesis arraigada entre los economistas: bajo ciertas condiciones, si las empresas maximizan sus beneficios, el resultado será un óptimo social en términos de generación de rentas, creación de empleo, crecimiento, innovación y prosperidad para todos. Pero olvidaban que la competencia y la información en los mercados son incompletas, que hay efectos externos negativos como la contaminación y bienes públicos que los mercados no proporcionan…

Todo indica entonces que la Roundtable vio que la sociedad cambia y que nuevamente el capitalismo está en crisis. Por esto, varios autores están colocando en entredicho supuestos básicos tales como que en la producción el capital prima sobre el trabajo, y en el consumo prima el beneficio comercial sobre el rendimiento de uso y utilidad. Precisamente por no advertir los cambios, hay mucho empleo precario y los trabajadores no siempre obtienen un salario justo. Además, las necesidades de las comunidades locales en que se mueven las empresas quedan frecuentemente desatendidas por las autoridades; los proveedores, a menudo pequeños, no siempre son bien tratados; los clientes no sienten lealtad hacia la empresa…

Así pues, los altos directivos de la Roundtable decidieron que debían cambiar de actitud. Está bien procurar que los accionistas reciban una remuneración adecuada por el riesgo de sus negocios, pero –se dijeron– también debemos “crear valor para nuestros clientes, invertir en nuestros empleados, tratar con justicia a nuestros proveedores, sostener a nuestras comunidades y generar valor a largo plazo para nuestros accionistas”. Es decir, debemos crear valor para todos los que comparten nuestros intereses (los stakeholders).

No se trata de una revolución pues de mucho tiempo atrás se ha concebido la empresa como una comunidad de personas, que ha de ser gestionada para todos los implicados: accionistas, directivos, empleados, clientes, proveedores… ¿Debe ganar dinero? Claro que sí, el beneficio económico es necesario, pero no es el propósito central de la empresa. Este ha sido el error de las empresas vinculadas a la Roundtable y otras, incluso colombianas, durante muchos años.

En realidad, lo que hizo la “Business Roundtable” con su última declaración, fue redescubrir el sentido completo de la Responsabilidad Social empresarial. Es decir, vieron que devolver a la sociedad parte de lo que se ha recibido en forma de impuestos, filantropía o acción social es hoy día insuficiente. ¿Qué dice al respecto la Andi?

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