Es hora de gobernar

Columnista Invitado

Colombia, en su atropellada vida democrática, tiene fechas que no debe olvidar. Recordemos las más recientes. El 6 de noviembre de 1985, en medio de llamas y balas, asesinaron la justicia; el 18 de agosto de 1989 asesinaron a Luis Carlos Galán y se llevaron la esperanza; el 13 de agosto de 1999 asesinaron la risa, cuando cegaron la vida del único que nos enseñó a burlarnos de nuestra trágica realidad; y, el 2 de octubre de 2016, a punta de engaños y mentiras, asesinaron la ilusión. Esta semana cumplimos 3 años de la última fecha, cuando le demostramos al mundo que somos un país de absurdos. Por menos de 60 mil votos, el NO triunfó sobre el SÍ en el plebiscito convocado por el presidente Juan Manuel Santos para refrendar lo negociado con las Farc en Cuba. Varios amigos, no colombianos, me preguntaron cómo era posible y no supe responder. Menos si tenemos en cuenta que en 1982 Belisario Betancur inició una lista de presidentes obsesionados, sin excepción, con desmovilizar a la guerrilla más vieja y peligrosa de Latinoamérica. Hasta el mismo Álvaro Uribe lo intentó en al menos 3 oportunidades. Incluso él, quien con la Ley de Alternatividad Penal buscó cero cárcel y total participación política para las AUC en su desmovilización, dijo que a las guerrillas había que darles más. En 2006 propuso remover el “obstáculo” que evitaba que los guerrilleros fueran al Congreso, de la misma manera en que removió el obstáculo que impedía su reelección. Han pasado tres años y seguimos cayendo en mentiras. Nos dijeron que si ganaba el SÍ nuestros hijos se volverían gays y nuestros padres perderían sus pensiones, por poner dos ejemplos. Pero quizás la más grande mentira era que de implementarse lo acordado se le entregaría el país a las Farc. Tras muchas discusiones el acuerdo fue modificado en más de 60 temas: narcotráfico, cárcel, curules, verdad y reparación, entre otros. El documento fue ratificado por el Congreso y avalado por la Corte, no sin nuevas modificaciones. Pero nada satisface al principal promotor del NO, el senador Álvaro Uribe quien, viudo de poder, ha torpedeado las posibilidades de que los colombianos tengamos verdaderos caminos de reconciliación. En Agosto de 2018, contrario a lo que pronosticaron, Santos le entregó el país a Duque y no a las Farc, y una vez más fue el que dijo Uribe. Catorce meses después parecemos un gran cangrejo que da tumbos hacia atrás mientras arrastra todo a su paso. Registramos más asesinatos en estas elecciones, nuevamente nos miran de forma negativa a nivel internacional y la popularidad del Jefe de Estado está muy por debajo de lo imaginable para tan poco tiempo. Si tomamos nuestra coyuntura actual encontramos, sin lugar a dudas, que para Duque ha sido imposible no solo gobernar sino también generar esperanza. Pero eso sí, para tocar guitarra, cabecear un balón, reunirse con artistas, hablar inglés o llevar mensajes de Uribe a la realeza, es mucho mejor que su archirrival, el venezolano Nicolás Maduro, y eso ya es mucho decir. Presidente Duque: es hora de gobernar y dejar el aprendizaje para los estudiantes que, si se descuida, le paralizan el país con sus protestas, en caso de que siga esta situación.

@JCAguiarNews

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