Ni Hurtado, ni Correa

Columnista Invitado

El proceso electoral de este fin de semana resulta ser un coctel molotov en el que convergen peligrosos ingredientes que nos pueden llevar de las malas a las peores decisiones.

En ese lodazal que nadie es capaz de digerir hay una aleación de disgusto ciudadano frente a la política tradicional, corrupción, compra de votos, dineros calientes, fake news, apatía, abstencionismo y ese tóxico sentimiento triunfalista que ataca incluso a los indecisos de votar por el que puntea en las encuestas o el que la prensa diga que tiene más opciones de llegar.

Nada más equivocado. Llevamos años votando para “ganar” y es más lo que hemos perdido.

Esa suma perversa de elementos conducen a los ciudadanos al abismo de lo desconocido.

Las encuestas nos quieren forzar a elegir entre lo malo y lo menos malo, cuando con seguridad hay mejores alternativas.

Hurtado y Correa no están preparados para gobernar a Ibagué, por incapacidad ética y moral y por un inminente riesgo de saqueo a la cosa pública.

Nos jugamos el futuro de la ciudad y hay que tomárselo en serio. No es la votación de un reality show en el que nos dejamos llevar por la emoción para ponernos del lado del más débil o el que más se victimiza.

Tampoco es el reparto de una novela mexicana en la que al protagonista del barrial se le hace el milagrito y surge para cumplir el sueño de quienes le eligieron: que uno de los suyos acaricie el poder.

Hay que tener la certeza de entregarle la posta a los más calificados, pero también a los más corajudos y transparentes, para que no haya gobernantes en cuerpo ajeno.

No podemos seguir midiendo capacidades por el número de mercados que se entregan en los sectores populares, mientras se evade el debate para confrontar ideas y propuestas.

Y menos deliberar bajo la presión del contrato, endosando la independencia y el derecho a elegir a las maquinarias, al clientelismo disfrazado de estructura política, a quienes el servicio público se les hizo un fortín para alimentar su insaciable apetito burocrático.

Si Hurtado representa lo mismo de siempre, Correa no por estar distante del ejercicio de la política hace la diferencia.

Un candidato tan auténtico que sin ningún rasgo de sobreproducción de melanina aspira por un partido de afros y que en la siniestra eventualidad de ser electo le debería el 50 por ciento de su credencial a un rico que financió su campaña y el otro 50 a la casa radial que le permitió hacer campaña anticipada fuera de los límites reglados por el Consejo Nacional Electoral.

Mienten quienes vendan la idea de que todo está resuelto cuando, en cambio, todo está por resolver.

Es el momento de la verdad, por eso lo más sensato es anunciar desde este espacio que en lo particular mi voto será por los principios y las convicciones, para quien en estos casi 90 días de campaña ha demostrado integridad, altura, carácter, conocimiento, decencia, capacidad y cero ánimos de confrontación.

Un voto por propuestas, por la dignidad de los ibaguereños que no se negocia, ni se canjea, porque la ciudad no está en venta.

Votaré por Leonidas López, apartado de la ideología extremista del partido que le avala, pero con la certeza de conocer al ser humano.

Elegiré no pensando en ganar, sí pensando en que Ibagué no siga perdiendo.

Habrá que aceptar y respetar la manifestación suprema de las mayorías en las urnas, como corresponde a los demócratas, pero en últimas como diría Juan Gossain... “No puede haber buen gobernante donde hay malos electores”.

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