Perder es ganar un poco

Columnista Invitado

El primer paso para superar un problema es reconocer su existencia. El uribismo sí perdió influencia política en las elecciones del domingo, así nos hayan salido con el eufemismo de “uno no pierde lo que no ha tenido”, que está a solo un milímetro del “perder es ganar un poco”.

Su crecimiento de 109 mil votos para alcaldes en capitales entre 2015 y 2019 se explica estadísticamente por los votos del Mira que llegaron a los candidatos en alianza en ciudades como Sincelejo, Armenia y Yopal. Para decirlo de otra manera, los votos del Centro Democrático dejaron de ser exclusivamente uribistas.

Al uribismo le pasaron factura su decisión de aliarse aún con partidos rivales, sacrificando el discurso de colectividad independiente y homogénea, pero también el mantener su narrativa electoral centrada en torno al rechazo al Acuerdo de Paz y temas que hoy ya no son prioritarios en la agenda pública y que el país empieza a sentir superados.

El uribismo no interpretó adecuadamente discursos más atractivos en la Colombia actual como el ambiental y el económico, quizás, porque como partido gobiernista no encontró en Duque y su mandato los aliados para vender adecuadamente ejecuciones específicas en esos dos aspectos.

Pero el Centro Democrático uribista perdió influencia en lo local, principalmente porque la imagen de su mesías viene en picada y coyunturalmente se ve afectada por las últimas decisiones de la Corte, pero también porque el gobierno de Duque parece no haber arrancado. Y justo cuando las decisiones del Presidente parecen atraer adeptos ilusionados con el porvenir del país, el Ministro de Defensa dice alguna tontería, Carrasquilla nos intenta embaucar con alguna frase de economista prepotente o el mismo Uribe trina contrasentidos como el de los salarios diferenciales para jóvenes.

En su dinámica electoral local, muy distinta eso sí a la nacional, el Centro Democrático perdió impulso este domingo. Perdió influencia, capacidad de interlocución. Tendrá que barajar nuevamente las cartas y tomar decisiones que ineludiblemente le lleven a superar el discurso manido del antisantismo, porque para pelear y sobretodo, para sacar provecho de la gritería pública, se necesitan tener quién conteste.

santiagogomezmejia@gmail.com

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