Educación de calidad, una cuestión de voluntad

Columnista Invitado

Si nos preguntamos por qué la educación en otros países cuenta con mejores resultados que los que hemos logrado, debemos aceptar que los contextos sociales, políticos, económicos e históricos influyen directamente en la calidad de la educación, y la nuestra es un resultado del impacto de esos factores.

Citando las problemáticas que rodean el sector educativo hoy en día, se tiene como uno de los más críticos, el elevado índice de fracaso y deserción escolar, seguido por las distintas reformas educativas orientadas por los políticos de turno, la estigmatización del error, la falta de apoyo y credibilidad de las administraciones publicas hacia los docentes, la falta de reconocimiento a la diversidad estudiantil con sus fortalezas y debilidades, la falta de retroalimentación mutua entre las instituciones educativas y las familias, la politización de la educación, la falta de fomento a la creatividad y a la curiosidad, y definitivamente la falta de un camino que lleve a una auténtica transformación de los procesos educativos.

Todo lo anterior es de carácter aditivo y a la final desemboca en un problema complejo de abordar; sin embargo, gran parte de la solución se concreta en apoyar no solo con ideas y voluntades políticas, sino con flujo de recursos al sector educativo. Es importante garantizar una formación de calidad para los docentes, infraestructura física y tecnológica viable y acorde con las necesidades del sector, el diseño y establecimiento de políticas que favorezcan sin intereses ocultos a la educación.

Se necesita con urgencia dirigente, líderes y personas idóneas que conozcan a profundidad el contexto educativo regional, nacional y global, sus dificultades y las problemáticas, pero que también identifiquen las oportunidades y promuevan las transformaciones.

Es urgente pensar en un cambio de la concepción de la calidad ligada con las reformas educativas que enlazan la educación primaria, la secundaria y la educación superior. Entender la calidad implica el diseño de políticas educativas acorde con los nuevos retos, el fortalecimiento de la institución educativa con un alto sentido de pertenencia institucional por parte de directivos, docentes, estudiantes, padres y madres de familia, y autoridades.

Los cambios en la generación, gestión y comunicación del conocimiento debe convocar la participación activa de todos los sectores y miembros de la comunidad educativa en el establecimiento de los horizontes estratégicos, el desarrollo de planes de acción, proyectos y programas con políticas sectoriales e interinstitucionales, fortalecidos por convenios y alianzas entre el sector público y privado, con esquemas de evaluación y mejoramiento. Hoy se debe pensar en una reconfiguración del escenario educativo, y una resignificación de los procesos ajustados a una adecuada trazabilidad.

El uso de metodologías activas de enseñanza - aprendizaje y el uso de dispositivos y plataformas tecnológicas, además de ofrecer un escenario educativo renovado, entrega un sin fin de herramientas que atraen el interés del estudiante y potencian la apropiación de conocimientos; pero, indiscutiblemente se necesita de un importante apoyo por parte de los gobiernos sumado a un compromiso y acompañamiento del sector privado. El estudiante y el docente siempre estarán frente a frente, convergiendo e interactuando, son actores protagónicos de la sociedad, a los cuales se debe revestir con la importancia que se merecen y las garantías que necesitan, de ello depende el futuro de nuestra nación.

Decano-Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas Universidad de Ibagué

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