3 de diciembre: Día Panamericano del Médico

Columnista Invitado

Es un honor poder colaborar con esta columna que muy generosamente se le ha asignado al Cuerpo Médico del Tolima luego del fallecimiento del doctor Pablo Isaza Nieto, quien por más de 15 años fue columnista de este diario y se destacó a nivel nacional e internacional por su brillante carrera como consultor de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, entre muchos otros cargos.

La próxima semana, el 3 de diciembre, se celebra el día Panamericano del Médico, fecha que se proclamó en 1953 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el marco del Congreso de Dallas para dicha conmemoración. Esta fecha fue propuesta por la Federación Médica Argentina en homenaje al natalicio del doctor Carlos Finlay (1833-1915), médico cubano quien descubrió el papel del mosquito cómo vector en la transmisión de la fiebre amarilla y dedicó su viva a dicha investigación.

Mientras me encuentro escribiendo estas líneas escucho a través de la ventana las diferentes exigencias de los grupos que marchan por las calles de Ibagué apoyando el paro nacional convocado desde el 21 de noviembre de 2019 que refleja la polarización de nuestro país. 

Es muy tentador aprovechar estas líneas para participar en este proceso haciendo una enumeración de nuestros derechos vulnerados por los diferentes sectores de la salud, pero siempre he pensado que el acto médico debe ir más allá de dichas consideraciones. La pregunta es: “¿Cómo puedo contribuir a la dignificación de mi ejercicio profesional?” Es ahí donde nuestro actuar debe marcar la diferencia escuchando con respeto a nuestro paciente, mirándolo a los ojos, llamándolo por su nombre de pila, sin distingo de raza, género, edad, condición social o religión, entendiendo su situación de indefensión ante su dolencia mental o física que para él es vital y que no logra comprender, explicándole de forma clara su situación de salud, solicitando su autorización o la de sus familiares para intervenirlo o explorarlo dentro del marco científico más actualizado brindándole el tratamiento que requiere o remitiéndolo en forma oportuna al profesional que lo pueda manejar. 
La ética médica nos motiva a ser mejores a pesar de las condiciones adversas a las que nos vemos enfrentados a diario. “Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad; velar solícitamente y ante todo, por la salud de mi paciente” cómo reza el juramento médico.

(*) Ginecoobstetra Universidad Javeriana/ Magistrada Tribunal Seccional de Ética Médica del Tolima. Miembro del Colegio Médico del Tolima.

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