Se sienten pasos de animal grande

Columnista Invitado

Cuatro semanas de paro no son de poca monta, aunque comprensiblemente desde el gobierno se quiera hacer ver las movilizaciones como una pantomima de cuatro gatos, o como el producto de la manipulación de Venezuela, Rusia o el Foro de Sao Paulo. No es poca monta por varias razones que a continuación expreso:

Por la persistencia: al igual que como ha pasado en Ecuador, Chile y Bolivia, la gente se ha mantenido. Se trata de convocatorias espontáneas, sin una organización estricta ni liderazgos visibles, cuyos repertorios de movilización y agendas no terminan de cristalizarse, pero que no dejan de ser vinculantes y con una altísima capacidad de contagio.

Lo anterior tiene que ver con dos temas clave: las razones del paro y la cualificación de la cultura política. De las razones se puede hablar mucho, pero resalto fundamentalmente dos: la democracia y la desigualdad.

La gente está en la calle exigiendo derechos. Protesta en contra de las bien conocidas exclusiones institucionales y extra-institucionales que caracterizan el régimen político colombiano. Como lo ha expresado la profesora Sandra Borda, las luchas por igualdad, reconocimiento y acceso a oportunidades están en la base de la acción colectiva hoy en Colombia.

En esto también se pueden identificar vasos comunicantes con las movilizaciones continentales, las cuales son expresión del hastío de la ciudadanía con las élites, percibidas como protagonistas de la captura legal e ilegal de las rentas públicas y del Estado.

Tal cuestión explica que uno de los reclamos más enérgicos de las movilizaciones radique en la exigencia de mayor participación en los espacios públicos de decisión. Democracia ancha y profunda. El enemigo común se llama neoliberalismo, precisamente el escenario en el que una minoría ha aumentado su poder económico y político de forma extraordinaria.

Sobre la cualificación de la cultura política, a mi juicio la expresión más poderosa de la acción colectiva en el marco del paro, también se pueden decir dos cosas, que se correlacionan con los datos de la reciente encuesta de Gallup: el apoyo a las razones del paro y la impopularidad del presidente Iván Duque. Ambos superan el 70 por ciento.

La realidad política hoy es esa, y lo que viene anticipa cambios importantes en el poder político, que se empezaron a ver en las recientes elecciones regionales.

Así que es el paro y la exigencia de la ciudadanía por una relación más horizontal con el poder político, pero son también las elecciones y la posibilidad de que la gente dé un puntapié al tablero de la historia republicana de Colombia.

Ya veremos.

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