¡Nos vieron la cara de idiotas!

Columnista Invitado

Hace seis meses vimos a varios congresistas pavoneándose en los noticieros, culpándose los unos a los otros sobre el hundimiento descarado del estatuto anticorrupción y comprometiéndose con su aprobación en esta legislatura.

Desafortunadamente se cumplió mi presagio y nuevamente nos vieron la cara de idiotas. La historia se repite; jugadita va, jugadita viene...

El proyecto de pliegos tipo que evita la cartelización de contratistas y que se amañen las licitaciones no fue prioridad para el Presidente de la Cámara, Carlos Cuenca, que esperó hasta diciembre para citarlo cuando ya estaba contra el tiempo. Como era de esperarse, varios representantes, entre ellos Milene Jarava, Mónica Valencia, Franklin Lozano y Nevardo Rincón, presentaron una proposición para aplazar el proyecto. Tendremos que esperar hasta marzo.

Igual sucedió con el proyecto presentado por la Fiscalía. Aunque lleva más de un año en el Congreso, sólo fue aprobado hace dos semanas en primer debate. Decidieron moverse al final para aparentar cumplimiento; pero a esta ciudadanía despierta e interesada ya no la engañan. El Gobierno desde un principio mostró que sólo quería sacar adelante su proyecto y no quiso incluirlo en extras.

Al proyecto del gobierno fueron incluidas dos de las disposiciones más importantes del proyecto de la Fiscalía: la eliminación de la casa por cárcel y la eliminación de beneficios para los funcionarios públicos condenados.

Todo iba bien, incluso el gobierno lo incorporó en las extras, hasta que la representante María José Pizarro del movimiento de Gustavo Petro levantó la sesión sin anunciar el proyecto. Quiso hundir la reforma tributaria sin importar las consecuencias que esto traería para los otros proyectos. Supuestamente, para este movimiento los proyectos anticorrupción eran prioridad; se le vieron las orejas al burro.

Aunque se levantó la sesión, se siguió debatiendo y aprobaron la conciliación de este proyecto. Era tan evidente el vicio de procedimiento, que el Presidente de la Cámara decidió no votar la reforma tributaria, anunciando el proyecto el jueves y aprobándolo el viernes en la madrugada.

Pero claro, como la corrupción no es un tema que les importe, se tomó el riesgo y ahora tendremos que esperar a la Corte Constitucional; es muy probable que sea declarado inexequible.

Salvo algunas excepciones, como Juanita Goebertus y Germán Varón, estos proyectos no fueron priorizados por el Congreso y nos incumplieron.

Con estos hechos nos están enviando un mensaje claro: el sentir del pueblo respecto a la corrupción les importa un bledo y seguirán legislando conforme a sus intereses particulares y oscuros.

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