Confiemos en nuestro Ejército

Columnista Invitado

La salida del general Nicacio Martínez, comandante del Ejército, anunciada por el presidente Iván Duque, genera alivio en algunos sectores y preocupación en otros. Las razones, dicen, son familiares. No soy amigo de las “cacerías de brujas”, pero para nadie en el estamento militar era un secreto que el alto oficial, quien tenía a su cargo más de 180 mil uniformados, generaba rechazo en sectores de oposición y entre defensores de Derechos Humanos. En contra del general Nicacio Martínez, nombrado en el actual gobierno y no herencia del expresidente Juan Manuel Santos, pesaban varias acusaciones por hechos graves denunciados especialmente por la revista Semana. Incluso, hay quienes especulan que mientras el general Martínez estuvo al frente del Ejército, era probable que se desatara otra vez aquel infierno que en Colombia conocimos como “Falsos Positivos” y que hoy tiene a nuestro país en la lupa internacional. Tanto que los 448 millones de dólares aprobados por el Congreso de Estados Unidos en ayudas para Colombia para 2020, han sido condicionados por senadores del país norteamericano, especialmente demócratas, a que en Colombia se investigue y se judicialice a los militares implicados en esas ejecuciones extrajudiciales. Las investigaciones realizadas por Semana dejaron claro cómo bajo el mando de Martínez parecían existir directivas para duplicar los resultados operacionales, incluidas las bajas. No hay que escarbar mucho en nuestra historia reciente para descubrir lo que eso podría significar. En los gobiernos de Álvaro Uribe el aumento de muertos en combate fue sustancial y se aplaudió con vehemencia por quienes creían que la salida armada a nuestro conflicto era la única. Luego se conoció un nefasto modus operandi en el que jóvenes humildes de diversas regiones eran trasladados de sus lugares de origen a otras regiones para, con complicidad de algunos oficiales y suboficiales, ser asesinados y presentados como guerrilleros muertos en combate. Las cifras son muy diversas, pero se habla de más de 3 mil de estos asesinatos planeados y realizados desde cuarteles militares por uniformados que buscaban beneficios económicos, días libres y hasta medallas que engalanaran sus pechos vilmente ensangrentados. Nada se les acomoda mejor a esos tenebrosos personajes que aquella frase del libertador Simón Bolívar: “Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo”. Y es que el propio pueblo ha otorgado al soldado la difícil pero honrosa tarea de proteger su patria y sus leyes con las armas del Estado. Nada puede ser más demoledor para una democracia que ver cómo sus pilares fundamentales se desmoronan, y el Ejército y nuestras Fuerzas Armadas, son uno de esos pilares que soporta nuestro Estado y nuestro futuro. Ahora será el general Eduardo Enrique Zapateiro el responsable de liderar al Ejército, una Institución fundacional con 200 años de existencia, para dejar atrás esos nubarrones negros y tormentosos. Con 57 años, 52 medallas y condecoraciones militares, viene de ser jefe del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, y recibe la misión de dirigir a nuestro Ejército en la era del que podría ser el post conflicto. Hay que confiar en él y en los hombres y mujeres que lidera, quienes en su inmensa mayoría son honestos y transparentes, que lo sacrifican todo, hasta sus familias y sus vidas por nuestra libertad y nuestros derechos. Por eso es que en las encuestas las Fuerzas Militares siempre están bien ubicadas entre la percepción de los colombianos y así tiene que seguir siendo. Ellos, son muy importantes en nuestras vidas y así hay que reconocerlo y agradecerlo por siempre.

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