¿Y… como para qué tanta cursilería?

Columnista Invitado

Según  Google que, es en parte el “Diccionario Larousse” de ésta época, la palabra “cursi” , quiere decir , entre otras, “Que pretende ser fino, elegante y distinguido pero, suele resultar ridículo, de mal gusto o, pretencioso” y, para el común de la gente en Colombia, ser “lobo”, es ser algo parecido a lo anterior pero, con más colores dorados, plateados, ocres y, con mezclas estrambóticas que, poco tienen que ver con la discreción, la sencillez y la  buena mezcla que caracteriza a las personas de buen gusto.

 Los Tolimenses en el concierto nacional, tuvimos siempre la imagen de ser elegantes, no muy adinerados, pero elegantes. Esa elegancia tuvo su ícono de máxima expresión en el  expresidente López Pumarejo, de quien se decía que los sastres ingleses envidiaban su forma de vestir y sus muy acertadas combinaciones en la forma de llevar su indumentaria. El hondano y exdiputado a la Asamblea del Tolima (1915), creó una estirpe familiar, no sólo de hombres progresistas y demócratas, sino de gentes de buen gusto. Su clase fue heredada por sus hijos, los López Michelsen y sus nietos, los López Caballero. 

Incluso, uno de sus principales herederos ideológicos, el chaparraluno Alfonso Gómez Méndez, ha sido catalogado en varias ocasiones, como uno de los 10 hombres mejor vestidos del país, por publicaciones del orden nacional.

Y, es que no tiene nada que ver, si se es de derecha o de izquierda para no ser “cursi” o “lobo”. Hay de los unos y de los otros en lado y lado y, tampoco hay que ser “rico” para vestirse bien o, tener gusto por las cosas. Ni hay que ser Liberal o Conservador, para vestirse adecuadamente. Prueba de ello, el Conservador Francisco Peñaloza Castro, tal vez, el mejor Gobernador que ha tenido el Tolima, vestía impecablemente y, adicionalmente, contaba con una colección de corbatas francesas marca “Hermés” que, combinaba con gran gusto y donaire. 

Nada de zapatos deportivos y el blusón por fuera, en las paradas militares que, con tanto esmero organizaba el estamento castrense. De otro lado, los Liberales también han tenido sus grandes exponentes, entre otros: Rafael Caicedo Espinosa, los Rocha, Santofimio Botero y últimamente, Carlos Alberto Estefan Upegui, Delgado Peñón, el periodista Arnulfo Sánchez López, el recientemente desaparecido Yesid Castaño, “Chucho” Botero y el Poli-comunicador Alexánder Castro. Todos ellos, ejemplo de elegancia al vestir. Incluso, el ibaguereño Jorge Robledo Castillo, dirigente de Polo Democrático, también “se las trae” con sus trajes y sus corbatas.

Pero… lo que estamos viendo desde hace algún tiempo en el Tolima, es que se puede ser adinerado o menesteroso y “lobo” al mismo tiempo. No sabemos en qué momento se dio esa ruptura en la élite política del Departamento. Tal vez, la influencia de los “traquetos”, o, el ánimo de parecerse más a los muchachos o, el tratar de identificarse con lo que ellos mismos llaman “el pueblo”. Adicionalmente, a otros, se les ha dado por montar “show”, cada vez que se presenta una transmisión de mando. Ya sea en las Alcaldías, Personerías, Juntas de Acción Comunal etc., etc. Primero un “besamanos” con vestidos largos, trajes oscuros, una alfombra parecida a la de Hollywood pero de color azul y todo, lógicamente amenizado por Manjarrés. Esas muestras “de poder”, así entrecomillas, por no decirles otra cosa, ¿como para qué sirven? ¿Para demostrar qué?

 ¿Qué se pretende con eso? ¿Que se llega a los cargos con un aplastante respaldo de la ciudadanía? Con una mayor legitimidad? ¿O, que somos tercer-mundistas?Me resisto a creer que, antes de cada evento, los salientes mandatarios estén informados de tanta cursilería como la que se ha visto últimamente en el Tolima. Es que, definitivamente “los Rasputines” del régimen, son los que a la postre, hacen decaer a los “Zares” del Imperio. Ojo con eso que, ¡¡¡“el palo no está para cucharas”!!!

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