La economía en tiempos del coronavirus

Columnista Invitado

Al 10 de febrero, más de 40 mil infectados y un millar de muertos hacen del coronavirus de Wuhan (se presume que allí comenzó la pandemia) noticia de primera plana. Ciudades enteras aisladas, controles portuarios, restricciones a la entrada y salida de personas en China, alertas sanitarias disparadas y, en general, pánico mundial por la rápida propagación de la enfermedad, han puesto a la economía global en una suerte de cuarentena que coincide con la firma de la primera fase del acuerdo comercial EEUU-China. 
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Precisamente, este primer paso tendiente a desescalar el conflicto comercial entre las dos mayores economías del mundo, fue recibido positivamente por cuanto se reconoce su impacto material sobre la economía mundial. Al respecto, la reciente revisión (enero) del Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo en 0,1 puntos porcentuales (p.p.) la expectativa de crecimiento global de 2019 y en 0,2 p.p. para 2020 y 2021, siendo la guerra comercial el principal catalizador de esta reducción. Asimismo, en este informe no se hace referencia alguna sobre el coronavirus ni, mucho menos, se presenta algún tipo de cálculo sobre sus impactos económicos. 

Ahora bien, con el avance de la enfermedad algunos analistas ya se aventuran a computar impactos por el orden de 100 mil millones de dólares para la economía china. Lo anterior, resultado del menor consumo privado (coincidente con las celebraciones por el Año Nuevo) y el deterioro en la producción por la entrada en cuarentena de regiones enteras en China. Ahora bien, esa cifra en dólares, que no dice mucho en principio (para ponerlo en contexto, es cerca de un tercio del PIB anual de Colombia), se traduciría en un menor crecimiento del gigante asiático del orden de 1,1 p.p. del PIB, por lo cual este país crecería en 2020 sobre 5%. 

Crecer por debajo del 6% es fatal para China como para el resto del mundo. Para ellos significa que los planes plurianuales de desarrollo se verán comprometidos y sacar a cientos de millones de personas de la pobreza tomará más tiempo. Para el resto del mundo significa un deterioro generalizado de la demanda ya que China lidera la compra de materias primas. Por ejemplo, solo este país adquiere el 50% del cobre producido en el planeta y el 15% del petróleo. Así mismo, su preeminencia en las cadenas globales de bienes manufacturados necesariamente ralentiza la dinámica comercial y compromete el desempeño económico de economías altamente insertadas, como Singapur.

De este modo, 2020 ya no luce tan despejado como se creía luego del acuerdo Trump-Jinping. Al respecto, ya vemos como los precios del crudo se descuelgan por debajo de los 55 dólares por barril (dpb en la referencia Brent), mientras que la OPEP trata infructuosamente de entablar nuevos acuerdos que permitan contener la caída. Para Colombia este nivel es especialmente negativo, en la medida que los presupuestos del sector de hidrocarburos, así como las mismas cuentas fiscales, apuntan a niveles promedio año sobre 60 dpb. Por lo anterior, para nuestro país esta preocupación global puede tener efectos doblemente negativos: menor demanda global por bienes primarios y bajos precios de los mismos. 

JAVIER DÍAZ MOLINA

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