¡Pilas! Con la otra Pandemia

Columnista Invitado

La tierra ya no solo gira alrededor del sol, desde hace un par de semanas también lo hace en torno al Covid-19, una pandemia que irrumpió de manera apabullante cambiando la velocidad y las prioridades con la que se desenvolvía la humanidad; reconfigurando la vida en el planeta.
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Basta simplemente entrar al buscador de Google y digitar “Covid-19” para que automáticamente más de 6 mil 300 millones de resultados aparezcan en menos de una fracción de segundo. De hecho, el Washington Post, ha asegurado que podríamos estar ante la mayor tendencia de búsqueda de ésta plataforma, en toda su historia desde que fuera fundada en 1998. Es un asunto simplemente ¡abrumante! Hoy por hoy, ocupa el centro de la atención del mundo entero en sus distintas esferas.

Sin embargo en países como el nuestro, el reto resulta aún mayor, pues no solo debe concentrarse nuestra atención en la mitigación del avance de la pandemia, sino también, se hace necesario fijar nuestras miradas sobre la “otra” pandemia, la de la corrupción; la cual se ha mutado y propagado, haciendo metástasis en todos los niveles del Estado colombiano. A este mal, no podemos descuidarlo.
Y ese es el llamado que se hace en el más reciente informe presentado por Transparencia Internacional para Latinoamérica, en él se afirma de manera contundente que, “en emergencias con la magnitud como la del coronavirus, los Estados enfrentan consecuencias económicas y sociales que derivan en mayor demanda de bienes y servicios para atender las necesidades que se generen por tal situación (…) Esta situación propicia la manipulación de información y genera las condiciones para el uso inadecuado de fondos y fideicomisos de emergencia o presupuestos extraordinarios”.

Colombia según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que califica 180 países y territorios según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, ocupa el puesto 96, ubicándose en el rango de las naciones estancadas o con retrocesos en sus esfuerzos anticorrupción. Y a su turno Transparencia por Colombia, afirma que entre enero de 2016 y julio de 2018 se hicieron públicos casos de corrupción que comprometerían 17,9 billones de pesos del presupuesto de inversión para los colombianos. Los mismos 17 billones que hoy el Gobierno anuncia necesitar para atender la emergencia del Covid-19.

Es esencial que la transparencia, la apertura y la integridad se mantengan y refuercen en las compras y contrataciones públicas durante la emergencia declarada, en nuestro país ya tenemos casos lamentables de malversación de recursos durante emergencias, en la tragedia de Armero –en la que casualmente está implicado el papá del Presidente Iván Duque-, en la reconstrucción de Armenia luego del terremoto, la reubicación de Gramalote -entre muchos otros- son ejemplos de lo que no debemos permitir se repita.

Las alarmas están encendidas pues los riesgos de corrupción son reales, recordemos hace un par de meses casi doce millones de colombianos acudieron a las urnas para condenar la corrupción en la recordada Consulta Anticorrupción, así que nuevamente debemos convocarnos y estar todos atentos a protegernos del Covid-19 y a estar pilas a proteger nuestros recursos de la otra pandemia de la corrupción.

 


Frecuentemente hay más que aprender de las preguntas inesperadas de un niño que de los discursos de un  hombre

                                                               John Locke. Filósofo y médico inglés 

JUAN GUILLERMO HERNÁNDEZ

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