A Santa Rosa o al charco

Columnista Invitado

Ahora que todos jugamos a arreglar el mundo, fui invitado a una tertulia virtual por un grupo de genios otoñales, para analizar la dramática situación (del país, no de los genios).
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Trataré de ser fiel a la plática por Zoom: “El Gobierno ha estado intentando resolver las amenazas del Covid 19. Medidas para paliar la emergencia económica liberando recursos de regalías, haciendo ajustes al calendario tributario, suspendiendo deshaucios. Anunció también enormes créditos ante el FMI y la banca multilateral para atender urgencias presupuestales.

Pero por más recursos extraordinarios que se apropien, la peste seguirá su recorrido de muerte por el planeta arrasando economías, tumbando regímenes, asfixiando ancianos, humillando orgullos, hasta que aparezca una vacuna milagrosa, en dos o tres años, cuando el mundo sea otro. Con paños de agua tibia no sanarán la fractura. Hay que usar el Estado de Emergencia Económico, Social y Ecológico, para plantear las bases de la política social que nos van a regir en la nueva realidad.” Dijo el primer valiente.

“Cuando termine el confinamiento no volveremos a esa Patria Boba en la que gobernar consistía en dotar de carros oficiales las “audacias” de la Sergio Arboleda y darles like a los patéticos whatsApp de Luigi Echeverri. Encontraremos un empresariado arruinado, una clase media empobrecida y hordas de desempleados, urgidos todos de un piloto con carta de navegación. El Gobierno debe usar el artículo 215 de la Constitución para hacer ya las reformas estructurales.

Ejemplos: Reforma Tributaria, comenzando por revocar el articulito que cambió de excluida a exenta de IVA la industria farmacéutica, con un costo fiscal de $400.000 millones año (so sorry with the munificent lobbyists). Flexibilizar el Código Laboral de cara al fenómeno Rappi, Uber y demás plataformas, único renglón de la Economía Naranja que florece en medio de la hecatombe. La Reforma a la Salud, que se nos vino encima con médicos y enfermeras ninguneados por la sociedad y el Estado. No recomiendo presentar los proyectos por la vía ordinaria, pues los Verdes, Fecode, la CUT y el Liberalismo aguardan a que Alicia Arango presente sus ideas de maravilla, para molerla en Comisiones y Plenarias.”

Expresó un patricio del extinto partido liberal, complementando la misma idea. “Y para recoger a la izquierda, que tomen por los cuernos el toro del Acuerdo de Paz: la Reforma Rural Integral. Tenemos miles de hectáreas incautadas al narcotráfico, sin oficio, en un país que importa millones de toneladas de alimentos que podría producir. Acometerla con los enfoques de Seguridad Alimentaria y Sostenibilidad Ambiental, descartando el paradigma mamerto del minifundio improductivo, pero también los baldíos regalados por el Gobierno a Ñeñes hartos de cebúes.

“La Historia lo mira Presidente Duque. La Corte Constitucional y el Congreso deberán recibir un paquete legislativo que articule el gigantesco esfuerzo fiscal con las reformas que correspondan. Formalice las nuevas reglas de juego ya. Que sea este su legado, no habernos encerrado tres meses sin ver a los nietos”.

Expresó alguien de sienes plateadas y fino acento costeño. Todos, con la experiencia de sus tiempos en el poder, salpicaron de ironía los cuatro temas centrales de la Emergencia: impuestos, empleo, salud y producción alimentaria. La lucidez de los sexagenarios podría echarle una mano a las “audacias” menores de cuarenta años.

Quizá haya que meterle el acelerador a la agenda legislativa. Aprovechar estos momentos de efervescencia y calor para que el Congreso vuelva permanente decretos clave de la emergencia, que por el conducto regular sería muy engorroso conseguir.

GUILLERMO HINESTROSA

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