Todos estamos en la misma barca

Columnista Invitado

“Todos estamos en la misma barca”, es una de las frases que más retumban en las mentes de millones de seres humanos en todo el mundo, en medio de un drama que ha sorprendido a las generaciones de los últimos 100 años.
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Lo dijo el Papa Francisco en una acto de profunda reflexión sobre esta delicada situación, agregando además que “Nadie se salva solo”, palabras que más allá de la confesión religiosa de quien las expresa, encarnan la importancia de la unión, concepto incuestionable, que bien vale la pena retomar en estos momentos, en medio de la confusión que todos hemos sentido.

Y es válido hacerlo para un sector como el arrocero, porque esa unión que por décadas ha sido la clave para que esta actividad sea una de las más destacadas de la historia agrícola del país, podría estar amenazada cuando damos crédito a comentarios de quienes hacen de la crítica, su diario vivir, pasando por encima de aspectos positivos, que los productores agrícolas tenemos en medio de esta crisis.

Cuando nos dejamos llevar por el comentario suelto que se camufla en el cúmulo de informaciones facilistas que hoy inundan las redes, no solo estamos poniendo en riesgo el espíritu progresista que nos ha acompañado como gremio, sino que nos aparta de valores supremos como la solidaridad, que debe primar en las actuales circunstancias .

Escenarios que vayan en contra de esos principios, son los que hoy no pueden tener cabida, máxime al interior de un sector como el nuestro, que debe considerarse afortunado en medio del caos, que ha causado la guerra del mundo contra un enemigo invisible. Y somos afortunados, porque seguimos trabajando en lo que nos gusta y en lo que sabemos, con la garantía de preservar el bienestar de nuestras familias, lo cual está pasando a ser una lejana posibilidad para miles de colombianos.

También somos afortunados los productores arroceros, porque cuentan con la fortaleza de su gremio, que les brinda como es costumbre, todos los servicios para el proceso productivo, y lleva a cabo un arduo trabajo de representación ante el Gobierno nacional, en virtud de lo cual siempre hemos sido escuchados y se han tomado las medidas para hacer frente a las contingencias que se presentan.

Contar con todo esto, que antes de la pandemia se podría calificar como normal, es hoy un verdadero privilegio y no puede ser abordado de manera simplista. Trae también la obligación de estar en la primera línea para ser solidarios con nuestros semejantes, muchos de los cuales están viendo reducidas, hasta sus posibilidades de supervivencia.

Así como no podemos ser indiferentes a esta realidad, no dejemos que prospere en nuestro interior, sentimientos que fracturen la unidad gremial como valor esencial, más aún cuando se trata de compartir algo de lo que tenemos, con los que nada tienen.

No dejemos que se quebranten nuestros cimientos, sino que por el contrario sean más visibles nuestras fortalezas, lo cual también se logra aprovechando la oportunidad que nos da el destino, de dar la mano a quienes más lo necesitan.

Para concretar este propósito, unámonos a la campaña de solidaridad “Arroceros por Colombia”, que sigue adelante en favor de las familias más golpeadas por esta pandemia. Participar, es darnos la gran oportunidad de sentir la enorme satisfacción en medio de esta prueba, de ver en los ojos de nuestros semejantes, una luz de esperanza y de contribuir con ello, a la construcción del país más próspero que todos hemos anhelado.

RAFAEL HERNÁNDEZ LOZANO

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