PAN DE MIgA

Columnista Invitado

La realidad depende en gran medida de cómo la vemos, de cómo la interpretamos. Son esas diferencias de interpretación las que la mayoría de las veces generan conflictos o permiten coincidencias entre los seres humanos.
PUBLICIDAD

 

En la enorme coyuntura histórica que vivimos hoy, por supuesto se presentan múltiples puntos de vista, y por lo mismo se promueven diversas actitudes hacia lo que puede ser la reacción colectiva hacia adelante. No hacia el “regreso a la normalidad”, pues definitivamente no vamos a regresar, y lo que teníamos no era una “normalidad”. ¡O si eso era normalidad, pues volvámonos anormales!

Comparto aquí la interpretación que he abanderado desde marzo pasado, empezando por un juego de palabras. Simplemente separar adecuadamente las letras de PANDEMIA, y agregar una letra, conduce a una actitud significativa y propositiva: hagamos PAN DE MIgA; de esas migas que estuvimos produciendo durante décadas, o si se quiere siglos, con intereses mezquinos, empeñados en usufructuar la riqueza natural colombiana por doquier. Hemos estado haciendo “migas” o más ciertamente “trizas” de todos nuestros recursos, con la mira puesta en la sobreexplotación para beneficio de unos pocos, proceso en el cual los resultados han sobrepasado todos los límites. [1]

Es la hora entonces de rehacer el enfoque hacia la madre naturaleza -dejando de lado por ahora el medio ambiente, puesto que él es resultante, no materia prima, como a veces se malinterpreta- La naturaleza es la base de Todo: sobre ella se asienta la humanidad, de ella se nutre, en ella -una vez transformada- habita, de ella obtiene todo cuanto necesita para sobrevivir, para vivir, y hasta para satisfacer caprichos consumistas irracionales.

Es hora de aprender de la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas que aún perviven. Personas que usan el conocimiento de la naturaleza como  base  de sus políticas y modos de vida. Pueblos que se sienten indivisibles de la naturaleza, comunidades cuya variedad de identidades se ha  formado  desde la diversidad de paisajes. Personas que viven sus paisajes -en el profundo sentido de éste término- que “son”, en cuanto son “parte de”, en una organización en red, no en pirámide egoísta, egocentrista y dominante.

Cabe mencionar aquí otra actitud de enfoque similar en cuanto a programación neuro lingüística, promovida por un movimiento espiritual: a partir de ahora hablemos de “Convida-2020” en lugar de la sigla que seguida de un número anterior, nos ha estado acompañando por varios meses.

Es hora de ejercitar en pleno las enseñanzas de esta coyuntura, quizá más significativas que todos los aprendizajes anteriores: la conciencia, la paciencia, la sensibilidad, la solidaridad, la coexistencia. Unidos podremos amasar ese PAN DE MIgA, para nutrirnos todos compartiendo equitativamente, como se debe, este hermoso y rico territorio donde el destino quiso ubicarnos: Colombia.

[1] Ver: El Nuevo Día. El neoliberalismo en tiempos del Covid-19. Por Ismael A. Molina Giraldo.

GLORIA APONTE

Comentarios