Estoy aburrida…

Columnista Invitado

-De ver todos los días al presidente a las 6 de la tarde para que nos prometa, mienta y trate de convencernos de las ventajas que tiene estar bien con la clase empresarial criolla y que además en plena época de Pandemia contrate por miles de millones de pesos a una empresa especializada para que le maneje su imagen en redes. Además otros miles de millones en renovar los carros de la Presidencia, mientras la gente ha inundado el país de banderas rojas, señalando que tiene hambre.
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-De que nos crean idiotas y que las fuerzas especiales de Estados Unidos, llegaron para asesorar el combate al narcotráfico; después de tantos años de estar en eso, yo estoy segura que el Ejército colombiano ya sabe cómo hacerlo. Pero aspiran que los bobos, no pensemos en coincidencias.

- De esos policías abusivos (no todos) con los adultos mayores y con las mujeres, cuando  están en procesos de llamarles la atención o incluso arrestarlos. Tienen protocolos, aplíquenlos y no sigan alejando a la gente, perdiendo credibilidad con la ciudadanía; la Policía nos debe cuidar a los ciudadanos.

- De creer que vivo en un país respetuoso de la democracia, que es lo mismo que decir que se respeta la diferencia, el pensar o ser distinto, el disenso, el derecho a ser oposición, a protestar pacíficamente. Ya no creo, cuando cada semana  matan  un líder social.

- De que el proceso de paz, siga siendo un objetivo de algunos y realmente no constituya una auténtica política de Estado , que respete lo pactado.

- Que exista gente que se escandalice porque exguerrilleros ocupan una curul en el Congreso, pero no se escandalizaron en igual medida cuando  el Congreso no aprobó el pacto anticorrupción, que votaron casi 12 millones de colombianos. Hablan y hablan (también se duermen), después de “intensos y productivos debates” aprueban un sombrero como emblema nacional, pero no se rebajan el sueldo astronómico para un país como el nuestro, ni tampoco legislan para los más pobres. Sus celulares, carros, pasajes aéreos y otras prebendas, son pagadas por los contribuyentes, es decir por todos nosotros, mientras los niños los mandan a estudiar en forma virtual, sin conectividad y sin equipos. Por si se nos ha olvidado en la Guajira, que también es Colombia, los niños se mueren de hambre y sed.

- De que a los adultos mayores (me incluyo) se nos trate como ancianos decrépitos o como dice Duque abuelitos que hay que proteger, inactivos, casi que desechables con fecha de vencimiento próxima. Ojalá permanecieran en la casa encerrados y encadenados. Esta semana en una empresa de telefonía a la cual acudí para reclamar una SIM (después de estar dos meses y medio sin salir), cometí la osadía de preguntar a una empleada por la fila de adultos mayores y me contestó “no hay, porque los ancianos deben estar en sus casas, sin salir” Insistí y me respondió “Aquí no tiene nada que hacer”. Cuando le contesté con palabras realmente poco amables, me miró sorprendida y molesta entonces le dije “es que como soy una anciana torpe y boba no sé lo que digo”. Mi recompensa fue la risotada en la fila. Un caso emblemático en este momento es del entrenador de fútbol Comesaña, adulto mayor, que entuteló al Presidente por el derecho al trabajo, a la igualdad y a la salud mental.

 - De que medio país ahora tenga complejo de youtuber y aparezcan a propósito de cualquier búsqueda o consulta que uno haga.

 - De que todos los precios suban y no pase nada; claro es entendible cuando hasta la limpieza de parques se vuelve todo un desafío de “política local”.

 - De las mujeres, que se creen importantes como la Vicepresidenta, la Ministra Arango y la Cabal, pobre representación de género, se mueven entre la insensatez, la locura y la ineptitud.

También estoy aburrida de gobernantes mentirosos, de la doble moral de muchos honorables padres de la Patria, de los periodistas que se dejan comprar, de los filósofos de la Pandemia, de Uribito que se cree perseguido político e inocente, de que los juicios y demandas entren en el olvido, salvo que se roben una gallina; robarse un país no parece tan grave.

En estos días dos cosas, me han levantado el ánimo: las tardes de lecturas para los niños y el hecho que Ibagué para el 2019, lograra el segundo puesto a nivel nacional, después de Medellín, en índice de desempeño en la gestión Pública, que mide la Función Pública. Ojalá esto se pudiese continuar así…pero hasta ahí no me llega el optimismo. Para lograrlo hay que trabajar mucho, con indicadores de logro y evaluaciones constantes.

 

CECILIA CORREA

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