Jefes abusivos

Columnista Invitado

El domingo llamé a una amiga a saludarla y me manifestó no poder hablar porque estaba en reunión por Zoom con su jefe. Como no me devolvió la llamada, volví a intentar el lunes festivo, pero tampoco logramos comunicarnos puesto que estaba preparando los informes para una reunión citada al final de la tarde.
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Este escenario lo están viviendo millones de ciudadanos para quienes el trabajo en casa se les convirtió en una pesadilla y en una constante violación de los derechos laborales.  Es una jornada laboral continua, donde no existen horarios, fines de semanas u hora de almuerzo; incluso la ida al baño se posterga.

Hoy, tanto hombres como mujeres están en casa con múltiples obligaciones. Los papás y las mamás se convirtieron en los profesores de los hijos, realizan labores domésticas y del cuidado, trabajan 24/7 y mantienen la relación de pareja.

Para madres o padres solteros, la cosa se complica aún más porque no tienen ayuda. Y los que no tienen hijos, el abuso puede ser mayor porque los jefes suponen que tienen total disponibilidad.

El trabajo en casa surgió como solución para evitar el contagio del Covid-19 en la fase creciente de la curva de la pandemia. Sin embargo, si no se regula, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Muchos psiquiatras y psicólogos han alertado sobre las graves consecuencias que esto puede generar en la salud mental de los trabajadores, recordando insistentemente que el cerebro requiere intervalos de al menos 20 minutos entre actividades.

Muchos jefes tienen la falsa creencia que entre más horas se trabaje, mejores resultados se obtienen, desconociendo que la OMS reconoce como enfermedad el síndrome del quemado.

Este síndrome es una respuesta al estrés laboral prolongado, cuando las demandas laborales exceden la capacidad de respuesta de una persona, generando agotamiento, desgaste emocional, baja autoestima, nerviosismo, dificultad para concentrarse, agresividad, dolor de cabeza, insomnio, bajo rendimiento, impaciencia, irritabilidad y comunicación deficiente, afectando el estado laboral de las personas y las relaciones con la pareja y los hijos. Incluso, puede desencadenar en violencia intrafamiliar.

Los trabajadores saben que esta situación los está afectando pero no se atreven a manifestarlo por miedo a ser despedidos en plena crisis.

En Colombia, el trabajo en casa no ha sido regulado ya que esta es una modalidad excepcional que ha tomado fuerza con ocasión de la pandemia. El Ministerio de Trabajo está trabajando en la emisión de lineamientos sobre la jornada de trabajo y la armonización con la vida personal y familiar.

CRISTINA PLAZAS

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