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El estado y capacidad física y mental de una persona en gran medida, es el resultado de la disciplina y esfuerzo individual, es así como encontramos jóvenes menores de cincuenta años o menos encerrados en sus prisiones virtuales hechas con barrotes de su pereza física y mental que los limita para superar las adversidades y en su defecto, jóvenes de setenta y cinco años o más ejerciendo sus profesiones y vida en general de manera digna, activa y eficiente.
La interpretación que da el gobierno y en especial nuestro Alcalde a nuestra Constitución, sentencias de la Corte Constitucional y decretos nacionales referentes a las limitaciones de los derechos individuales para proteger el interés público, es el de querer ser un estado paternalista creando limitaciones debido a nuestro ineficiente y quedado sistema de salud, creando guarderías para jóvenes mayores.
Es al propio individuo y su familia a quien le corresponde el deber del cuidado integral de su salud, imponiéndose limitaciones acorde con las falencias que vayan percibiendo y sometiéndose al igual que los demás ciudadanos a las normas en cuanto al uso de elementos de seguridad y rutinas de higiene propias en estos tiempos de pandemia. La restricción de movilidad debe ser general para todos los ciudadanos. El derecho a una restringida libertad debe ser inviolable y no sujeto a la edad cronológica ya que vulnera la dignidad humana, la cual es un valor inherente del ser humano por el solo hecho de serlo.
Es el caso general y no particular que las personas mayores de setenta años y superando los ochenta y cinco y más años se valen y piensan por sí mismas y son sus seres más allegados los responsables de ir imponiéndoles restricciones. Esto de la edad cronológica y actitud física y mental me recuerda que mi suegro en Ambalema con más de ochenta años y gran habilidad montaba a caballo, castraba becerros (por eso me porte bien) , despresaba chivos, prendía fuego y atizaba el horno de leña para los convites familiares, los cuales sin su participación habrían sido un rotundo fracaso. También recuerdo a los atletas Ricardo Tobar y Pedro Villanueva quienes arrasaban en eventos atléticos en la categoría senior master con más de 70 y 80 años respectivamente.
El pedido es muy simple: respetemos la dignidad del ciudadano en igualdad de condiciones, en mi caso particular tengo 64 años y si me cuido muy seguramente superare los 85 sin necesidad de ayuda, de todos modos y por si acaso ya firme el documento para morir dignamente y el de donación de órganos y no vacilare en entregar mi respirador a una persona menor si me demuestra que realmente vale la pena para nuestra sociedad.
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