Corrupción: ¿Crisis del Sistema Educativo?

Columnista Invitado

Todo indica que la corrupción no tiene quien la pare, ni siquiera la pandemia pudo hacerlo, todo lo contrario, el virus la incentivó, convirtiéndola en el tema reiterado de todos los días y de todos los medios de información hasta el punto que ya es incómodo, ver o escuchar un noticiero, leer un periódico o revista dado que arriba del 70% de su contenido está relacionado con la misma.
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En virtud a ello quise conocer el origen del término en aras de tener criterio propio que me permita evaluar ¿qué es y que no es un acto corrupto?, dado que hoy ya existen defensores gratuitos del mal actuar, hecho nada entendible, eso explica que a nadie le interesa hacer algo en aras de contrarrestar dicha problemática social, pareciera que vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con el monstruo de mil cabezas, la corrupción.

El término corrupción se deriva del vocablo “corruptio” que se encuentra conformado por los siguientes elementos: el prefijo “con”, que es sinónimo de “junto”; el verbo “rumpere, que puede traducirse como “hacer pedazos”; y finalmente el sufijo “tio” que es equivalente a “acción y efecto”. Se infiere entonces que corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). La Real Academia de la lengua española la define como “la acción y efecto de corromper o corromperse”; “Alteración o vicio en un libro o escrito”, “Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales. Corrupción de costumbres, de voces”; “en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.

Con lo anterior llego a mi primera conclusión: es el ser humano, el hombre el responsable o protagonista de la corrupción no es la legislación, ni los procesos, ni los procedimientos, ni la tecnología, conclusión que me enfrenta a lo planteado por el profesor Luis Eduardo Granados en clase de Filosofía cuando referenciábamos a Jean-Jacques Rousseau quien afirmaba que “El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”, es decir, el hombre nace sin estructura moral de comportamiento, la adquiere conforme vive en la sociedad, por lo tanto, pierde la pureza a medida que va creciendo.

El anterior planteamiento, me lleva a una nueva conclusión: la sociedad es la responsable de alimentar la corrupción. Excúseme, pero creo que es así, veamos porqué: la familia que es la primera opción de educación que tiene el ser humano, es decir, la primera opción para delinear a ese hombre, ya no lo es, y no lo es dado que familia en su verdadero significado, ya no existe y la que existe ya no educa para vivir en sociedad sino para disfrutar de la sociedad.

La escuela segunda opción, vista ésta como los diferentes niveles por los que un ser humano debe ascender con tal de educarse, en otras palabras, me refiero al   sistema educativo, este no funciona como tal, dado que no está alineado en cuanto al objetivo a lograr, es decir no tiene claro cuál es el resultado a lograr en cada uno de sus subsistemas, asimismo, no se complementan. Además, hoy con el pretexto de atender la cuarta revolución industrial, en aras de incrementar la productividad y competitividad, le estamos entregando el ser humano a la tecnología, al internet, es decir, estamos cambiando educación por información, peor aún información de todo tipo sin filtro y sin ningún control.

Por lo anterior, considero que el actual sistema educativo debe ser intervenido cuanto antes con el fin de construir un verdadero sistema que contribuya a reconstruir la familia, a que la escuela oferte una educación integral cierta y pertinente, que eduque en lo emocional además de lo cognitivo y forme un ser humano que al integrarse a la sociedad agregue valor y no lo quite. Seguro que ello contribuiría a construir la estructura moral de comportamiento del hombre, y de esta forma prorrogaríamos la pureza de la que habla Rousseau. Además, se formaría un ser humano capaz de decir “No” a las actuaciones corruptas.

Una verdadera Educación Integral real, es aquella que contribuye a enriquecer el proceso de socialización del discente; que afina su sensibilidad mediante el desarrollo de sus facultades artísticas, contribuye a su desarrollo moral y abre su espíritu al pensamiento crítico. La formación integral, va más allá de la capacitación profesional, aunque la debe incluir. Es un enfoque o forma de educar. Me reafirmo que de no intervenirse el sistema educativo, difícilmente podremos reconstruir la sociedad a partir de reconstruir el ser humano. Necesitamos hombres con una nueva formación. No más demagogia con seguir soñando con el país más educado en el 2025, sin hacer nada. ¿Cuándo empezamos?

Félix Ramón Triana Gaitán

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