¡Con el futuro de los jóvenes NO se juega!

Columnista Invitado

Desde hace unos años se dice que la Universidad de Pamplona en Norte de Santander ha sido capturada por la politiquería y el clientelismo. Muchas denuncias se han presentado sobre la presión que ejercen las directivas, en cabeza del rector Ivaldo Torres, sobre los funcionarios y contratistas para que voten por sus candidatos en las elecciones locales y nacionales; y las represalias que toman cuando no acatan dichas órdenes.
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Según varios testimonios, quien controla la institución es el representante a la cámara Carlos Chacón, protagonista de estas denuncias.  Entre ellos, está el del abogado Carlos Eugenio López quien denunció que, por no votar por Chacón al congreso, no fue renovado su contrato, luego de haber trabajado 14 años en la universidad. Según afirmó, quienes lo presionaron fueron el propio rector y la jefe de talento humano, Yanet Carime Rodríguez.

 Igual sucedió en las elecciones locales. Se revelaron varios audios y fotografías de la encargada de control interno invitando a votar por la prima del representante, Andrea Araque Chacón, a la Alcaldía de Pamplona. Era un secreto a voces que la universidad estaba al servicio de la candidatura.

 Adicionalmente a las denuncias de clientelismo, la presidenta del sindicato, Claudia Patricia Parra, acusó a las directivas de malos manejos de los recursos. Hay que tener en cuenta que la universidad maneja un presupuesto cercano a los 160 mil millones de pesos.

 Pese a estas acusaciones, la semana pasada fue reelegido el rector Torres. Era imposible que no saliera triunfante ya que, como se ha demostrado, el grupo político de Chacón tiene totalmente cooptado al consejo superior; incluso algunos de los representantes tienen a sus familiares trabajando en la universidad.

 Es inaudito que el gobierno nacional haya avalado la reelección de Torres, pese a todos los escándalos en que se ha visto envuelto. 

Le pregunté a la Ministra de Educación sobre los dos votos del gobierno a favor de Torres y la explicación que dio fue que el rector había cumplido con los estatutos para ser reelegido cumpliendo con el plan de gestión. Sin embargo, lo que no contó fue que el plan que se presentó para ser evaluado no fue el mismo aprobado en 2017 y que ha sido modificado al antojo de las directivas.

 Señora Ministra: Esto no es un tema de mecánica estatutaria, estamos hablando del futuro de miles de jóvenes de la Universidad de Pamplona.

¿Será que el compromiso de la no mermelada quedó en el olvido?

 Por otro lado, resulta sospechosa la pasividad de los organismos de control de la región. ¿No será ya necesario que la Procuraduría y la Contraloría General lleven las investigaciones? 

Desafortunadamente esto pasa en muchas universidades públicas sin que haya gobierno alguno con la voluntad política para acabar con esta práctica maldita. 

¡Con el futuro de los jóvenes no se juega!

CRISTINA PLAZAS

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