Día sin carro y sin moto “improvisación o promoción de la Movilidad sostenible”

Columnista Invitado

A 36 horas del día sin carro y sin moto, la Administración municipal informó a la ciudadanía que se llevaría a cabo esta jornada, que no se trataba de ninguna genialidad como se mencionó en algunos medios de comunicación, sino de dar cumplimiento al acuerdo 009 del 2018 por medio del cual se aprobó el segundo día sin carro y sin moto para el tercer miércoles de septiembre, medida que se desarrolló en absoluta normalidad durante su versión del 2018 y 2019.
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Lo cierto es que el día sin carro y sin moto es una medida de amores y odios, usualmente genera resistencia por parte de la población que se mueve en medios motorizados y aprobación por aquellos que apoyan y promueven la movilidad sostenible, al tratarse de una medida pedagógica que no solo busca descongestionar la ciudad, sino que además tiene un trasfondo ambiental.

Haciendo memoria, de acuerdo con el Plan Maestro de Movilidad y Espacio Público realizado en Ibagué en el 2017, el 11% de los viajes se realizan en vehículo particular, el 15% en motocicleta, el 61% en transporte público, caminando o desplazándose en bici (este es el segmento de la población que se mueve de manera sostenible), y el restante 24% corresponde a otros medios de transporte (en este segmento se encuentra el transporte de bienes y servicios, escolar y taxis).

Ahora bien, a la luz de la reciente Pandemia es un hecho que las dinámicas de movilidad de los ibaguereños han cambiado, por ejemplo, los docentes de colegios, institutos y universidades en su gran mayoría teletrabajan, así como sus estudiantes, esto por nombrar solo un fragmento de la población.

En ese sentido uno esperaría que Ibagué estuviera más descongestionada, pero la verdad es que está más desordenada, el parqueo indebido en vía, el mal estado de los semáforos, y la falta de cultura y empatía ciudadana tienen los trancones fuera de control.

Otro aspecto a tener en cuenta es que mientras el mundo entero aprovechó la medida de confinamiento para transformar las ciudades y darles un vuelco hacia la movilidad sostenible promoviendo especialmente el uso de la bicicleta, al punto que las ventas de bicicletas rompieron el mercado en plena pandemia; en Ibagué, las medidas en materia de movilidad se limitaron a “gestionar” el pico y placa y poner unas vallas por aquí y otras por allá.

No obstante, como activista y ciclista aplaudo la medida y determinación de apoyar el día sin carro y sin moto, se requiere generar la pedagogía para que los ibaguereños nos movamos de maneras más sostenibles, aprendamos a planear nuestros viajes y tengamos más empatía por las dinámicas urbanas y ambientales de nuestra ciudad, no obstante hacerlo a 36 horas de que iniciara la jornada, genera un costo muy alto para la movilidad sostenible, ya que la improvisación en términos de movilidad solo termina por generar rechazo.

Por ahora y mientras conocemos el balance oficial de esta jornada e identificamos si hay un real interés de esta administración por mejorar la movilidad de nuestra ciudad, mi invitación es a que en lo posible se quede en casa, sea muy selectivo en los viajes que realiza, tenga presente todos los protocolos de bioseguridad, y recuerde que la bici es un medio de transporte sostenible y eficiente, que, utilizada con responsabilidad, le garantiza distanciamiento físico y seguridad.

KELLY CAMACHO

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