Mi karma del Covid-19

Columnista Invitado

El famoso Covid-19, del que tanto se habla, tanto se abarca, pero que en definitiva poco entendemos. Bueno, quisiéramos entender, pero al ser un virus extraño, nuevo, sorpresivo y ahora común, nos pasa por el lado, como esquivando balas aunque alguna nos roza y ahí es cuando llega el contagio.
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Mi historia es como la de tantos otros. Y no es para justificarme, pero hemos hecho chistes, burlas y nos hemos creído inmune a la situación, hasta cuando nos toca. Mi relato más que buscar la credibilidad en los demás acerca del Covid-19, es un llamado al autocuidado.

No es que no lo tuviera. Hago lo de muchos. Alcohol y antibacterial todo el tiempo, lavado de manos, como lo más frecuente. Si muchas veces le renegué a mi esposa el tema de tener que bañarme tantas veces como hubiera salido a la calle y entrado el mismo día. Fue y ha sido un tema de debate y terminaba siendo tedioso tener que bañarse una y otra vez.

Otros familiares tomaron o toman medidas más extremas, como por ejemplo no salir a realizar las compras básicas como son los alimentos y pedir a través de las plataformas de domicilios.

En fin, cada quien con su tema. Ahora bien, en vísperas a la navidad y que todos queremos estar en familia, estando tan cerca, el Covid-19 nos pone la barrera de no vernos. En mi caso, estoy aislado en mi habitación, viendo correr los minutos más largos que puedan imaginar, pareciera que va en cámara lenta el tiempo.

Mi esposa y mi hijo se fueron a la casa de ella, mis papás a casa de un hermano y yo, ando resguardado esperando que pronto pase esto.

No sé donde lo contraje, si por mi hermano que salió positivo o simplemente por cuestiones del azar. Lo importante es que el resto de la familia, luego de practicarse la prueba, salió negativa.

Nunca pensé que fuera a sentir lo que he sentido. Si sabía o mejor, creía, que en algún momento nos tendría que dar y que seguramente ni nos daríamos cuenta. Pues bien, a mí lo que más me complicó fue el hormigueo en las piernas, el dolor en las articulaciones, sentir el cuerpo pesado sin saber por qué, si antes nunca lo había sentido.

Ya en recuperación, tomando medicamentos y un tratamiento que un tío, médico, nos aconsejó vamos superando la fastidiosa e incómoda cuarentena, esperando no volver a tener que vivirla.

A la fecha llevo cuatro días y faltan diez más. Ojalá el Covid-19 salga y no vuelva. Gracias a Dios desde mi casa les cuento mi historia, porque debo reconocer que he sido incrédulo de la situación, aunque no está mal, tampoco les recomiendo la paranoia porque les hace mal a la cabeza.

 

Se trata de mantener el autocuidado y el tapabocas bien puesto para todas partes, y ahora el N95 que es el que estoy utilizando. Porque como les conté no sé en qué momento vino el contagio pero llegó.

Podemos seguir disfrutando de las cosas, eso sí, siendo moderados para que no nos dé el bicho o no transmitirselo a un tercero, y que tal vez, en esa persona sea más fuerte y tenga consecuencias mayores.

Felices fiestas desde mi habitación y tengan fe que nosotros somos más fuertes.

 

NICOLÁS VARÓN TRIANA

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