La magia de Armando Manzanero

Columnista Invitado

No ajustaba 4 años, 10 o 15, cuando escuchaba música de mi madre: Agustín Lara, Armando Manzanero, Don Pedro Vargas, Mercedes Sosa. Ella amaba a Manzanero un poco menos que a Lara. Y yo, inicié a tocar guitarra enseñada por mi madre, que lo aprendía de Emiro que junto a Néstor Guarín y otro conformaban el gran e inolvidable trío los Sureños que interpretaban boleros en forma excepcional como lo cuenta mi padre.
PUBLICIDAD

A mí, me encantaba tocar las canciones de Manzanero: Mía, Contigo aprendí, Te extraño, Adoro, Todavía, Esta tarde vi llover, entre muchas. Las ofrecí e interpreté como boleros, canciones especiales en serenatas junto a mis amigos de la Cruz Roja de Ibagué. ¡Y… ah...! muchas y grandes serenatas. Y así, se fue mi adolescencia.

Pero cuando inicié mis lides al cortejo, al amor, a la búsqueda de pareja; aumentó el valor de las canciones de Manzanero. ¡Cuántas noches!, cuántas salidas y reuniones en que cantaba, cantamos y cantaban sus canciones. Y otras noches, ¡no eran sino las de Manzanero! ¡cómo olvidar Adoro! Y así, comenzó el aprendiz de mago.

Y en cuanto al amor, busque alivio y apoyo en sus canciones, ¡cómo me ayudaron! Haciendo de mí un hombre amoroso y sensible. Con su ritmo, la atmósfera fluía y hacía sentir lo que no sabíamos íbamos a sentir.

Fui creciendo, madurando, y continúe con Manzanero, enamorando, libando, cortejando. Conviviendo con mi querido amigo y cómplice Luis Enrique Aragón “Tite” en su bar Bahía; interpretando a Manzanero.

A muchos he acompañado y muchos me han acompañado con sus boleros, especialmente mis amigos Óscar Murillo, Juan Pablo Hernández, David Guzmán, Mabel Serna, Juan C. Amézquita, Leonel Leyva, Allison Rodríguez, Moris Rodríguez, David Gómez, Juan C. Celis, con quienes siempre hemos disfrutado de su música y de nuestras tertulias.

Así, paso a paso hasta el día de hoy he construido el amor gracias a Manzanero. Mi amor, mi vida en pareja, con sus canciones. Mi amor lo forjaron sus canciones. Mi magia la daban sus canciones. Mis rumbas se acompañaron de sus canciones. Mis viajes se acompañaron de sus canciones, es decir, mi vida se forjó con sus canciones. Ellas siempre acompañando. Ellas siempre haciendo sentir lo mejor de uno: El amor.

Falleció el más grande del amor, hoy mi alma, mi mente, mi cuerpo se estremece. Hoy siento la nostalgia de la ausencia del gran Armando Manzanero. Él, que siempre me acompaña y que nos acompañará a todos hasta la eternidad.

RICARDO LÓPEZ RIVERA MD.

Comentarios