Elecciones de ciudadanos que se vuelven honorables

Columnista Invitado

Muchos de esos ciudadanos que llegan al Congreso y son equivocadamente llamados honorables deshonran esta palabra. Se creen patricios romanos y se les olvida que con la Revolución Francesa ya no queremos verlos sino como ciudadanos que defienden al pueblo.
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Ninguna prebenda, ni carrozas, ni séquito les podemos permitir. Solo servicio, no negocios. Se hacen llamar honorables, no lo olvidemos, cuando muchos son unos ladrones y delincuentes elegidos con compra de votos solo para servirle a los gobiernos de turno y mover sus reformas a cambio de mermeladas y cuotas burocráticas. Lo triste, con todo, es que eso lo sabe todo el mundo y, sin embargo, se siguen eligiendo y dicen que estamos en una República democrática y representativa. Llenos de prebendas en esta república. 

Nada de importantes proyectos que alivien la ciudadanía, nada de leyes que arreglen este país alcabalero donde hasta el Director de la Dian esconde su dinero “legal” en paraísos fiscales mientras se las da de patriota. Muchos congresistas y funcionarios enturbian la voluntad política y solo terminan beneficiando a sus amigos y electores y no a la Nación, y por eso hay que expulsar a todos aquellos que van allí a recuperar lo invertido en sus campañas, a todos aquellos que no van a servir. 

Nos preguntamos hoy en día si está representado todo el país o es solo el centro. Porque también hay que empezar a pensar en una salida federal con la cual disminuir la violencia. Solo así la Colombia que soñamos y queremos puede ser incluyente y dar beneficios a todos y no a unos pocos, como hasta ahora. No es sino ver las carreteras del siglo XXI para darnos cuenta del abandono al que nos han sometido. Cada vez que llega un presidente hacen cola para pedir y siempre nos toman del pelo, como con la carretera de la provincia de García Rovira, con puentes inútiles, hechos al capricho de un funcionario que ahora investigan por enriquecimiento ilícito. 

Las políticas económicas y las sociales no son protegidas sino por unos pocos congresistas que cumplen su deber de ciudadanos porque eso son, ciudadanos al servicio de una comunidad o regiones que siguen en el olvido. Cambiemos, pues, el Congreso de Colombia y de paso volvamos al federalismo.

 

DONALDO ORTIZ L.

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