El café especial le abre campo al desarrollo económico del Tolima

Columnista Invitado

La Federación Nacional de Cafeteros (FNC) tiene registradas en el país 540.227 familias caficultoras y un total de 844.743 hectáreas (ha) de café sembradas. El 83 % de esta área sembrada, está concentrada en nueve departamentos entre los que se destacan 1. Huila con 144.000 (ha) (17 %); 2. Antioquia con 117.000 (ha) (14 %); 3. Tolima con 106.000 (ha) (13 %) y 4. Cauca con 91.000  (ha) (11 %).
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Tolima ha tenido grandes avances en términos de producción cafetera, hasta el punto de posicionarse como el tercer productor de café en el país; y en materia de calidad gracias a varios reconocimientos obtenidos en competencias y eventos especializados en lo nacional e internacional. Prueba de ello, es que dos mujeres, ambas del corregimiento de Gaitania en el municipio de Planadas, han ganado el concurso nacional Taza de Excelencia: Edith Enciso, en 2006; y Astrid Medina, en 2015. Además, Diego Campos, un joven barista de El Espinal, acaba de consagrarse este año como el primer colombiano en ganar el Mundial de Barismo al participar en el World Coffe Championship en Milán - Italia. 

Sin embargo, aún queda mucho por hacer en términos de productividad, sostenibilidad, valor agregado, transformación agroindustrial y exportaciones. Para avanzar frente a estos retos y aprovechar las oportunidades de las ventajas comparativas que tenemos en torno al ciclo productivo del café, el gobierno departamental ‘El Tolima Nos Une’ invirtió y gestionó en 2021 cerca de COP $ 20.000 millones con el propósito de darle continuidad a los procesos de fortalecimiento de las asociaciones productivas de café que se han venido adelantando en el departamento.

Los beneficiarios de los recursos mencionados, recibieron fertilizantes y maquinaria agrícola para fomentar la renovación y nueva siembra de cafetales, y así aumentar el área sembrada y la productividad. También, los recursos se invirtieron en marquesinas, equipos para innovar en procesos de postcosecha, laboratorios de café, tiendas de café, torrefactoras y sellos de certificación de calidad para vender café especial con valor agregado a un mayor precio.

Todos los esfuerzos institucionales están orientados a mejorar la vocación exportadora del departamento, pues en 2020 Tolima tan solo exportó USD $48 millones en café y sus derivados, a pesar de ser el tercer departamento productor del país. El cuadro de honor de este tipo de exportaciones se conformó por 1. Caldas con USD $742 millones (27 %); 2. Antioquia con USD $538 millones (19 %); 3. Huila con USD $482 millones (17 %); 4. Quindío con USD $248 millones (9 %) y 5. Risaralda con USD $170 millones (6 %), según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT). 

Por esta y otras razones, el gobierno departamental le apostó a la vinculación del Tolima en la Región Administrativa y de Planificación (RAP) del Eje Cafetero, la creación de la Tienda Tolima virtual, en Amazon, y la participación en la feria comercial más grande del mundo que se va a desarrollar durante 2021 y 2022 en los Emiratos Árabes Unidos -Expo Dubái-. La finalidad de estas acciones es aumentar las transacciones de comercio electrónico y exportaciones de los cafeteros tolimenses. Al mismo tiempo, participar más activamente en la atracción de turistas que visitan a Colombia con el deseo de vivir y disfrutar la experiencia del paisaje cultural cafetero reconocido por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como patrimonio mundial de la humanidad.

Los reportes internacionales indican que los cafeteros tienen una gran oportunidad de ayudar al país en el camino de la reactivación económica, pues además de tener en este año el precio interno por carga de café más alto de toda la historia, Colombia también ocupó el tercer puesto como país productor y exportador de café en el mundo. 

De acuerdo con la información suministrada por los 55 países productores y exportadores pertenecientes a la Organización Internacional del Café (OIC), el 69 % de la producción y el 68 % de las exportaciones de sacos de café verde de 60 kilos provinieron de cuatro países: 1. Brasil, 58 millones de sacos producidos (m.s.p.) (35 %), y 40 millones de sacos exportados (m. s. e.) (32 %); 2. Vietnam, 30 m.s.p. (18 %), y 26 m. s. e. (21 %); 3. Colombia, 14 m.s.p. (9 %), 12 m. s. e. (10 %); e 4. Indonesia, 11 m.s.p. (7 %), y 6 m. s . e. (5 %). La producción en el mundo fue de 165 millones de sacos, y la exportación de 126 millones de sacos durante el año cafetero 2019/2020.

Al mismo tiempo, esta organización reportó un total de importaciones que llegaron a 134 millones de sacos. De las cuales, el 64 % se concentraron en seis países: 1. Estados Unidos, 30 millones de sacos importados (m.s.i.) (23 %); 2. Alemania, 22 m.s.i. (17 %); 3. Italia, 10 m.s.i. (8 %); 4. Japón, 8 m.s.i. (6 %); 5. Francia, 7 m.s.i. (6 %); y 6. Bélgica, 6 m.s.i. (5 %).

No obstante, llama la atención que algunos de estos países dejaron tan solo una parte de sus importaciones para consumo interno, y la otra, la transformaron con valor agregado para reexportarla a otros mercados, quedándose con un importante margen de ganancia en la intermediación comercial realizada. Las reexportaciones de café llegaron a 46 millones de sacos, y el 59 % de estas transacciones las realizaron 4 países: 1. Alemania, 13 millones de sacos reexportados (m.s.r) (29 %); 2. Italia, 5 (m.s.r) (12 %); 3. Bélgica, 5 (m.s.r)  (11 %); y 4. Países Bajos, 3 (m.s.r) (7 %).

Esta situación evidencia que los caficultores están haciendo muchas cosas bien para que Colombia tenga el mérito de ser el tercer productor y exportador del mundo. Sin embargo, también refleja que aún existen muchas oportunidades de mejora para aumentar su participación en el ciclo de valor y suministro del comercio internacional del café. Pues, a modo de ejemplo, Alemania que no produce café reexportó más sacos de los que exportó Colombia que sí lo produce.

Si el objetivo radica en que este auge de los mercados internacionales del café se vea reflejado en un aumento significativo de la riqueza del país y en el bienestar de los hogares rurales de los caficultores, es preponderante depender menos de las alzas y bajas de los precios internacionales del dólar y el café; para empezar a depender más de la calidad, la diferenciación y el valor agregado de la producción nacional, lo cual resulta de la apropiación del conocimiento de los avances que se logren en materia de ciencia, tecnología e innovación.

Por eso, se requieren esfuerzos conjuntos del sector privado, público y la academia, que articulen acciones que diferencien y agreguen valor a nuestros productos. De lo contrario, el departamento no podrá colaborar ni competir en la nueva era de la economía del conocimiento donde los productos de alta tecnología, desarrollo e innovación se cotizan mucho más en los mercados internacionales que las materias primas y las manufacturas con poco o ningún valor agregado.

SANTIAGO BARRETO

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