A mi madre

Columnista Invitado

El jueves 19 de mayo fue el cumpleaños de mi madre, y por estos días reflexionaba en la importancia de las mamás en la vida del ser humano. De poder contar con ese ser valioso que sería capaz de dar la vida por sus hijos, y pensaba también en mi papá, que perdió a la suya, justo cuando él recién salía de una UCI por Covid-19, y no pudo darle el último adiós como hubiera querido.
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Por estos días en los que afloraron las celebraciones, los almuerzos en los restaurantes de moda, los desayunos sorpresa, entre otros agasajos, pensaba en que, para muchos, la madre no es más que un estorbo o una persona a la que le guardan rencor, quizás por traumas del pasado, y es evidente cuando llega mayo. Hay quienes se acuerdan que tienen madre para ir a tomarse la foto de aparentar en redes sociales, y luego que pasa la celebración, vuelven a ser los mismos hijos descuidados que nunca llaman, y mucho menos visitan a ese ser que les dio la vida.

Y es curioso, porque he conocido casos de quienes crecieron sin una madre, y son excelentes padres. Mi misma mamá perdió a la suya a los 15 años, y es una madre excepcional. Solidaria, cariñosa, comprensiva, amable, buena gente, a veces la veo tan buena y sin tacha alguna que no parece que hubiera engendrado a una persona con tantos errores como yo. Contrario a ello, hay quienes crecen con una mamá como la mía o quizás hasta más entregadas, y olvidan por completo lo que sus madres o abuelas que también fungen como madres, hicieron por ellos. La ingratitud y la deslealtad carcomen sus corazones, y es difícil de entender, pues no solo se enseña con los discursos moralistas de ser “buena persona” sino con el ejemplo y los modelos a seguir que tuvieron en esas mamás.

Recientemente tuve la oportunidad de entrevistar a Milena Meneses, la madre del joven Santiago Murillo, asesinado por un policía en Ibagué, justamente para el mes de mayo, y me decía que su vida no tiene sentido desde que perdió a su hijo. Y es claro, los seres humanos quizás estemos preparados para ver morir a nuestros padres, pues como decían los abuelos, es ley de vida; pero que una madre pierda a un hijo, es algo para lo que la vida no lo prepara a uno.

Honra a tu padre y a tu madre para que tengas larga vida y te vaya bien dice la Biblia, pero muchos de quienes pierden el tiempo en misa mientras dejan a sus padres a la suerte, olvidan que ese Dios en el que creen, habla de eso. Jesús es verbo y no sustantivo.

Posdata: ¡Feliz cumpleaños mamá!



 

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JUAN MANUEL DÍAZ BORJA

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