El ejemplo de Brasil

Columnista Invitado

Hace tres años tuve la oportunidad de realizar una gira con por la región agrícola de Foz do Iguazú, Londrina, Maringá, Toledo y Cascavel en el Estado de Paraná, al sur de Brasil. Paraná es el quinto Estado más rico de Brasil, detrás de Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas de Gerais y Río Grande do Sul. Cuenta con un sector agrícola muy productivo y diversificado. Actualmente, es el mayor productor de maíz, soja y caña de azúcar en el país.

El crecimiento de la producción agrícola en este Estado (y en el resto del país), es fruto de un importante plan de inversión que la expresidenta Dilma Rousseff, ejecutó durante su mandato en cuatro ejes fundamentales: I) Construcción de vías (terrestre, férrea y fluvial) para reducir costos de transporte entre la zona de producción agrícola y los puertos de Sao Paulo y Curitiba. II) Implementación de un modelo institucional descentralizado para desarrollar tecnologías más eficientes de acuerdo a los cultivos de cada zona. En la ciudad de Londrina, les construyó un Embrapa especializado en soja, girasol y maíz. III) Un programa de zonificación agrícola por municipio para brindarle a los productores de cada localidad información básica de qué y cuándo sembrar. Y IV) Garantía de recursos de apoyo para subvencionar tasas de interés a largo plazo, seguro agrario, coberturas de precio e impulsar el cooperativismo agrario.

Con esta política de inversión en el sector rural, es que Brasil, logró posicionarse como el primer productor del mundo en azúcar, café y jugo de naranja; y el segundo productor en soja, carne bovina y etanol. No entiendo, ¿por qué en Colombia, no hemos podido seguir este exitoso ejemplo de política de fomento a la productividad, para desarrollar las 26 millones de hectáreas aptas que tenemos para la producción agrícola, pecuaria y forestal? Hoy cultivamos 6.3 millones de hectáreas en el lugar equivocado y con los peores rendimientos de Sur y Centroamérica.

¿Se imaginan el desarrollo agrícola que lograríamos con la implementación de este modelo agrícola brasilero en los corredores geográficos de la Orinoquía y altillanura, Magdalena Medio, Urabá Antioqueño y sures de Bolívar, Cesar y Magdalena? Todavía estamos a tiempo, ojalá el gobierno lo incorpore en el Plan Nacional de Desarrollo 2018 - 2022, a ver si reactivamos la economía agropecuaria del país.

Si no aprovechamos este cuartico de hora que nos queda, el tema se nos puede complicar seriamente en el corto plazo. Las cifras que reveló el Dane sobre el bajo dinamismo del sector agropecuario son alarmantes. Se cayó el PIB, del 5.5% en el 2017 al 2.0% en el 2018, se cayeron las exportaciones de productos agropecuarios, alimentos y bebidas en un 6% y el desempleo se subió al 12.8%, comparado con enero de 2018. Y falta ver, la caída de la productividad en el primer semestre de este año, por el fenómeno de ‘El Niño’ y la ineficiencia del Ministerio de Agricultura en la ejecución de las políticas de crédito y asistencia técnica.

Cuando las cosas no están saliendo bien, hay que cambiar de estrategia. Los errores del pasado sólo conducen al fracaso.

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