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Caída que ha puesto a políticos, expertos y comentaristas a dar explicaciones y a ver cómo hacen para que la enorme devaluación golpee menos, luego de una pandemia que aumentó el endeudamiento en dólares y que bajó las reservas de los bancos centrales.
No hay nada que tenga más explicaciones divergentes que escuchar las justificaciones de la hinchada cuando pierde su equipo de preferencia, con excepción de los expertos monetarios tratando de explicar la caída de su divisa. Que la culpa es del arbitro, que hizo mal clima, que el crack tiene lesión de ligamentos cruzados, que se equivocó el entrenador, que repartieron mucha pata y no hubo fair play escuchamos entre los hinchas. Que la culpa es del Banco de la República (el arbitro), que tenemos déficit fiscal (el clima); que se rompió la dependencia de la Tasa Representativa del peso con el precio del petróleo (el crack); que se equivocó el presidente (el entrenador); que jugó duro la FED americana (el fair play) escuchamos de los expertos financieros. Explicaciones que poco cambian el resultado del partido y de la moneda.
Sin graduarme de experto en la materia, se puede ver en Colombia cómo los que desde el 2018 hasta hace tres meses decían que no podía echársele la culpa a Duque por la gran devaluación del peso en su mandato, hoy culpan de lo mismo a Petro e insisten en que se devalúan son las monedas de los países de gobiernos progres como Argentina o Chile, aunque el México progre de AMLO no se devalúa igual.
Sin embargo, el ejemplo reciente de las desafortunadas decisiones de la premier británica Elizabeth Truss que en pocas horas hicieron caer la Libra Esterlina al nivel más bajo en 50 años, muestra de manera irrefutable que en el frágil mundo de la confianza inversionista y monetaria sí pesan los anuncios de los mandatarios, sin importar su ideología política, ni sus buenas intenciones. Sobre todo si sus países se encuentran en condiciones de fragilidad económica e incertidumbre.
Al ver que la Libra, que hace pocos días superó un 20 % de depreciación este año frente al dólar, no es la única afectada entre las grandes economías del mundo, donde el Yen japonés ha perdido un 30 %, el Won Coreano un 20 %, la Lira turca un 39 % y la poderosa zona Euro un 14 %, con todo y el esfuerzo de sus bancos centrales; tenemos que entender que el partido esta realmente muy difícil para creer que se resuelve entre trinos presidenciales, culpas y excusas de todos los que algo pueden hacer para frenar la goleada.
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