Pensar versus Sentir

Clara de Zubiria de Meléndez

Pensamos que el mundo está hecho una catástrofe, pensamos en las injusticias que suceden cuando los niños mueren de hambre y los dineros que se les adjudican no les llegan. La corrupción hace que se pierdan por el camino y lo poco que les llega está incompleto o en mal estado. Leemos o escuchamos la noticia y tras un momento de indignación, la olvidamos y seguimos como si nada hubiera sucedido. ¿Qué nos pasa? ¿Acaso nos hemos deshumanizado?

Tristemente, eso es ni más ni menos lo que está pasando. ¿Cómo llegamos allá? ¿Qué creen que pasa cuando dejamos de sentir? ¿Qué pasa cuándo lo que pasa se les queda en la mente y no trasciende al corazón?

En su libro Recuperando la condición de sujeto, Jorge Julio Mejía SJ, lo expresa claramente, así:

La interioridad del ser humano está constituida por dos dimensiones que he llamado el yo existencial y el yo esencial. Corresponden a una experiencia observable en nuestra vida. Reflejan la experiencia de una tensión permanente entre dos polos. Educación, ambiente y cultura descuidan el yo esencial en aras de un yo existencial totalmente volcado hacia fuera, excitado y exigido desde el mundo exterior. Allí se le imponen papeles que debe desempeñar y expectativas a las que debe responder siguiendo las pautas de una sociedad que tiene como cimiento el placer, el poder y el dinero y que establece como reglas la competencia, la dominación y la apropiación. Empujados hacia la periferia terminamos por desconocer nuestro yo esencial y perdemos el contacto profundo con el SER como fuente de nuestra existencia. Es la manera como perdemos nuestro auténtico carácter de sujetos y nos convertimos más bien en objetos.

Esta manera de pensar y por lo tanto de actuar, genera malestar. Nuestro ser interior trata de hablarnos pero no lo escuchamos. Los parámetros provienen de afuera, y en la ciega carrera por cumplirlos, se nos olvidó equilibrar lo interior con lo exterior. Con lo que sentimos, con lo que somos. Esto nos hace perder la condición de sujeto y nos convierte en objeto. Nos deshumaniza.

Somos títeres del mundo externo. Somos como barcos a la deriva que hemos perdido el timón de nuestra vida. El contacto con lo que somos, con nuestra esencia. Vamos al vaivén de la marea.

Cuando pierdes contacto con tu quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo Eckhart Tolle.

Llegó la hora de hacer cambios profundos. Llegó la hora de que nuestros pensamientos y sentimientos sean coherentes. De darnos cuenta de lo que pienso y sopesarlo con lo que siento. La fuerza para lograrlo está en nuestro interior. Es allí donde hay que buscarla.

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