La magia de la gratitud

Clara de Zubiria de Meléndez

Desde niña me enseñaron a dar las gracias como parte de mi educación en modales. Para mí, dar gracias, era algo correcto que se debe hacer y lo hacía de manera mecánica.

La gratitud del corazón estaba, de alguna manera, desconectada de dar las gracias. Era algo mecánico que no procedía del corazón.

En mi búsqueda personal he ido encontrando sencillas e importantes herramientas que poco a poco han ido cambiando el rumbo de mi vida. Antes, de alguna manera, la vida me vivía, ahora siento que yo vivo mi vida.

Los conocimientos y prácticas fueron llegando, pero no fue sino hasta un tiempo relativamente reciente que descubrí la magia de la gratitud, lo cual ha generado en mi vida una auténtica revolución. Ha generado cambios tan favorables que quisiera gritarlos a los cuatro vientos para que quienes logren atraparlos se beneficien también.

La gratitud es magia pura

Anoche por ejemplo estaba tratando de solucionar un tema. Ante los impases que surgían me iba entristeciendo. De inmediato recordé el ejercicio de agradecer ese preciso momento y lo que me rodeaba.

Mentalmente fui agradeciendo cosa por cosa, todo aquello con lo que contaba para afrontar la mencionada situación. Me di cuenta de que me estaba adelantando a posibles hechos, y que independientemente de si se daban o no, tenía de sobra cómo afrontarlos. De inmediato me tranquilicé.

De manera natural y espontánea el temor que se había apoderado de mi cedió, y brotó una inmensa alegría desde lo profundo de mi ser.

Decidí vivir el presente. El futuro no ha llegado y puede que ni llegue lo que imagino. Nada puedo hacer con lo que no existe.

Con el ejercicio de agradecer surgieron tantas cosas buenas que volvió a mí la calma. Hoy al recordarlo, mientras escribo estas líneas, vuelvo a sentir genuina alegría. Agradecer se ha convertido en un instrumento poderoso. Indudablemente lo es. Está en mí decidir usarlo o tenerlo como un adorno más.

Mi vida ya no es la misma. Es así de contundente el efecto que produce agradecer, no como una costumbre mecánica, sino como una energía poderosa que brota desde lo profundo de mi corazón y produce magia.

Es un hábito que se puede adquirir de la misma manera como se crean los demás hábitos: a fuerza de repetir.

Los estudiosos de la gratitud recomiendan crear el “Diario de la Gratitud”. Es una oportunidad de vivir felices y las oportunidades invitan a pasar a la acción. Eso es precisamente lo que hacemos cuando escribimos todos los días en nuestro Diario todo aquello por lo que estamos agradecidos. Abrimos el grifo y sale agua, nuestra familia, amigos, un nuevo día, tenemos alimentos, techo, papeles y lápices; la lista es infinita.

“No se puede estar agradecido Y ser desgraciado al mismo tiempo”

Comentarios