Ciudades democráticas

Camilo E Delgado Herrera

Usualmente cuando se habla de democracia lo primero que se viene a la mente del colombiano promedio son recuerdos asociados con elecciones populares y campañas políticas que, por cierto, para este año abundarán. Sin embargo, la democracia es muchísimo más que eso, y hablar de “Ciudades Democráticas” es partir del reconocimiento de la posibilidad que tienen todos los ciudadanos de participar e incidir en las decisiones que definen el rumbo de su desarrollo.

Más allá de pretender desarrollar en un párrafo la teoría del “Derecho a la Ciudad” de Henri Lefebvre, mediante la cual se busca “rescatar el hombre como elemento principal, protagonista de la ciudad que él mismo ha construido”, sí resulta importante resaltar una de las grandes conclusiones que le dejó a nuestro país el IV Foro Mundial de la Bicicleta llevado a cabo la semana pasada en la Ciudad de Medellín: la necesidad de democratizar nuestras ciudades a través de la Bicicleta.

Y no lo dice quien escribe estas líneas como apasionado del ciclismo urbano, lo afirman cientos de miles de pensadores y planeadores urbanos, varios de los cuales acudieron a este gran evento académico.

¿Cómo?. El desarrollo, aunque parece simple, es bastante profundo. La planificación urbana en las ciudades de hoy debe procurar mejorar la calidad de vida de sus habitantes, garantizando la inclusión social, cultural y ambiental, democratizando el uso, goce y disfrute de los espacios públicos como punto de encuentro de la comunidad.

Aunque algunos aún se nieguen a reconocerlo y crean que la promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte es un “cuento” que solo funciona en capitales europeas, grandes ciudades en todo el mundo se han transformado y democratizado a través de la bicicleta.

Aceptar que las vías públicas no son para el uso exclusivo del automóvil ni tampoco propiedad de las empresas de transporte público, sino que son también del peatón y del ciclista es el primer paso. De ahí la necesidad que la infraestructura urbana y las inversiones públicas busquen la inclusión de éstos a la ciudad y no su exclusión, segregación u olvido.

Si seguimos empecinados en creer que los problemas de transporte y movilidad de Ibagué se solucionarán construyendo grandes avenidas para los vehículos, y no trabajamos en promover el uso racional del automóvil y a la par en generar cultura en la utilización de medios de transporte no motorizado, los problemas de movilidad seguirán en aumento, máxime en una ciudad como la nuestra con 600 mil habitantes y más de 150 mil vehículos rodando por sus vías, de los cuales el seis por ciento corresponden al transporte publico y 94 por ciento a transporte particular.

Por el contrario, si desarrollamos infraestructura urbana de calidad como andenes, plazoletas, senderos peatonales, ciclo-rutas, Bici-carriles, parques lineales, la ciudad vuelve a ser de la gente y a convertirse nuevamente en punto de encuentro de la comunidad, eso en esencia es una de las estrategias para democratizar nuestra ciudad.

Señalaba durante el mencionado Foro el ex-Alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa algo muy cierto: “Los ciclistas son héroes sociales, ayudan a que haya menos contaminación, menos embotellamientos de tráfico, menos gasto en salud, más seguridad. Deberían ser tratados como los héroes que son, al menos dándoles ciclorrutas protegidas”.

Ibagué está aún a tiempo de replantear y repensar su modelo de desarrollo urbano y convertirse en una ciudad democrática y sostenible generando más espacio para la gente. Bien dicen que los ciclistas somos “peatones con ruedas”. ¿Qué necesitamos para logarlo?. Sólo verdadera voluntad política para hacerlo posible.

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